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sábado, 23 de noviembre de 2013

Crítica: VICTOR O LOS NIÑOS AL PODER

El indiscreto encanto de la burguesía

Arrancaron las temporadas teatrales en la ENSAD, en donde los estudiantes de dicha institución confrontan sus procesos artísticos con el público. Inmejorable manera de apreciar espectáculos auténticos y valientes, que podrán ser considerados como prácticas de la carrera de actuación, pero que no tienen nada que envidiarle a los montajes profesionales. Orquestados por los profesores-directores de los diversos ciclos, las obras cuentan con elencos llenos de energía y vitalidad, en los que se aprecia el compromiso asumido. Es el caso del estreno de Víctor o los niños al Poder del autor francés Roger Vitrac, a cargo de Carlos Acosta e interpretado por los alumnos del 4to año de la carrera de Actuación.

Ejecutada en la Sala ENSAD, la pieza es una feroz crítica hacia el mundo burgués. El pequeño Víctor (grata revelación de Sammy Zamalloa) cumple 9 años, en medio de una familia acomodada y muy chic. La celebración que se avecina desnudará la triste e hipócrita realidad que viven sus padres, tan disparatada como la que viven los padres de su amiguita Esther (Felissa Añez / Fiorella Monroy). La dramaturgia, llena de situaciones límite y de mucho caos, es bien conducida por el director, aprovechando cada subtrama, especialmente la del triángulo amoroso entre los padres de Victor (David Martin Rojas y Cesia Romero) y la tirana y casquivana madre de Esther (Andrea Pérez  / Sandra Castro).

Se nota un cuidadoso diseño escenográfico que juega con varios niveles y además, que permite delimitar bien los espacios. El excéntrico vestuario y el cuidado maquillaje contribuyen a precisar las caracterizaciones de los disparatados personajes, así como a maximizar sus personalidades. Acosta aprovecha la corporalidad y gestualidad de su elenco al máximo, logrando una gran fluidez y ritmo para una obra que podría pecar de dilatada. Víctor o los niños al Poder no defrauda y constituye un delirante y exacerbado ejercicio altamente recomendable. Las temporadas teatrales de la ENSAD prometen verdaderas sorpresas.

Sergio Velarde
23 de noviembre de 2013

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