El encubierto fallido de Charlie
Brown
Se presenta actualmente en el Teatro Mocha Graña una puesta en escena
muy particular: Confesiones de un tonto adolescente, versión libre de Dog Sees
God, Confessions of a Teenage Blockhead, escrita por Bert V. Royal y basada en
las tiras cómicas de Peanuts (Charlie Brown y sus amigos). Y es particular,
porque el autor la escribió en el 2004 con el propósito de explorar el supuesto
futuro de los personajes principales de aquella famosa tira cómica, pero
evitando cualquier referencia literal al original, como por ejemplo, cambiando
los nombres. Pero, ¿cuál habrá sido el motivo de esta destreza
dramatúrgica? ¿Acaso escapar del cobro de derechos de autor, por la obvia utilización
de personajes creados por Charles Schulz? En todo caso, la puesta en escena
limeña tiene aciertos y deméritos que vale la pena mencionar.
Los estereotipos aparecen bosquejados con trazo grueso, tanto en los
carteles regados por el escenario como en la caracterización de los personajes:
CB (Estefano Buchelli) acaba de perder a su perro (¿imaginan el nombre?) y se cuestiona
sobre la idea de morir; mientras que su insoportable hermana Sally (Alesia
Delgado) busca una identidad propia. En medio de ellos, el matón Van (Augusto
Gutiérrez), la frívola Tricia (Olenka Castro), el drogadicto Matt (Antón Ram), la
insegura Marcy (Daniela Mayurí) y la trastornada Lucy (Flor Loli), llegan a tocar fondo en la búsqueda del cliché perfecto. Un personaje
aparece para trastocar su apacible tranquilidad: el delicado Beethoven (André
Moyo), que generará en CB una verdadera y trágica crisis de identidad sexual.
La directora Rose Mary Oxley elige un texto demasiado
norteamericano y no logra otorgarle la naturalidad necesaria a la obra, como sí
lo haría David Carrillo con cualquier montaje de Plan 9. Si se trata de una
adaptación libre, se debió manejar mejor algunas líneas específicas del texto
(ese “¡Habla con mi trasero!”, entre otras frases, deben revisarse
urgentemente). Resulta también incomprensible cómo muestra sin tapujos a Matt
drogándose en escena y queriendo iniciar a la engreída Sally; pero sí se rehúsa
a mostrar con la misma claridad el acercamiento homosexual de CB y Beethoven.
Los actores, por otro lado, sí lo dan todo en escena y la mayoría logra muchas escenas
fluidas y convincentes, destacando el trabajo de Castro y Loli. Confesiones de un tonto
adolescente es una verdadera curiosidad en nuestra cartelera, con muchos ratos
entretenidos, que bien valen la pena un vistazo, especialmente para los
fanáticos de Charlie Brown.
Sergio Velarde
19 de octubre de 2013
GRACIAS, SERGIO POR TU PRESENCIA Y TU CRITICA. NOS MOTIVA A TODOS A SEGUIR TRABAJANDO Y SUPERANDONOS. UN ABRAZO.
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