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sábado, 19 de octubre de 2013

Crítica: CONFESIONES DE UN TONTO ADOLESCENTE

El encubierto fallido de Charlie Brown

Se presenta actualmente en el Teatro Mocha Graña una puesta en escena muy particular: Confesiones de un tonto adolescente, versión libre de Dog Sees God, Confessions of a Teenage Blockhead, escrita por Bert V. Royal y basada en las tiras cómicas de Peanuts (Charlie Brown y sus amigos). Y es particular, porque el autor la escribió en el 2004 con el propósito de explorar el supuesto futuro de los personajes principales de aquella famosa tira cómica, pero evitando cualquier referencia literal al original, como por ejemplo, cambiando los nombres. Pero, ¿cuál habrá sido el motivo de esta destreza dramatúrgica? ¿Acaso escapar del cobro de derechos de autor, por la obvia utilización de personajes creados por Charles Schulz? En todo caso, la puesta en escena limeña tiene aciertos y deméritos que vale la pena mencionar.

Los estereotipos aparecen bosquejados con trazo grueso, tanto en los carteles regados por el escenario como en la caracterización de los personajes: CB (Estefano Buchelli) acaba de perder a su perro (¿imaginan el nombre?) y se cuestiona sobre la idea de morir; mientras que su insoportable hermana Sally (Alesia Delgado) busca una identidad propia. En medio de ellos, el matón Van (Augusto Gutiérrez), la frívola Tricia (Olenka Castro), el drogadicto Matt (Antón Ram), la insegura Marcy (Daniela Mayurí) y la trastornada Lucy (Flor Loli), llegan a tocar fondo en la búsqueda del cliché perfecto. Un personaje aparece para trastocar su apacible tranquilidad: el delicado Beethoven (André Moyo), que generará en CB una verdadera y trágica crisis de identidad sexual.

La directora Rose Mary Oxley elige un texto demasiado norteamericano y no logra otorgarle la naturalidad necesaria a la obra, como sí lo haría David Carrillo con cualquier montaje de Plan 9. Si se trata de una adaptación libre, se debió manejar mejor algunas líneas específicas del texto (ese “¡Habla con mi trasero!”, entre otras frases, deben revisarse urgentemente). Resulta también incomprensible cómo muestra sin tapujos a Matt drogándose en escena y queriendo iniciar a la engreída Sally; pero sí se rehúsa a mostrar con la misma claridad el acercamiento homosexual de CB y Beethoven. Los actores, por otro lado, sí lo dan todo en escena y la mayoría logra muchas escenas fluidas y convincentes, destacando el trabajo de Castro y Loli. Confesiones de un tonto adolescente es una verdadera curiosidad en nuestra cartelera, con muchos ratos entretenidos, que bien valen la pena un vistazo, especialmente para los fanáticos de Charlie Brown.

Sergio Velarde
19 de octubre de 2013

1 comentario:

  1. GRACIAS, SERGIO POR TU PRESENCIA Y TU CRITICA. NOS MOTIVA A TODOS A SEGUIR TRABAJANDO Y SUPERANDONOS. UN ABRAZO.

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