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miércoles, 25 de mayo de 2011

Crítica: ASUNTO DE TRES

La complejidad de la juventud contemporánea   

Gonzalo Rodríguez Risco es uno de los pocos dramaturgos peruanos que retrata de manera certera los conflictos del ser humano (especialmente en el adolescente tardío y en el adulto precoz) y la compleja relación de éste con su entorno. Autor versátil, con varios premios y distinciones en su haber, tiene entre su piezas agradables y sanos divertimientos como TV-Terapia; o efectivas adaptaciones de otras obras clásicas como Mal-Criadas, escrita con Diego La Hoz. En La Manzana Prohibida (repuesta el año pasado) abordó la imposible relación entre la eterna enamorada y su ambiguo objeto de deseo; en Un Verso Pasajero retrató el drama familiar a través de sentidos monólogos alrededor del hijo en estado de coma; y en Juegos de Manos puso al descubierto la imposibilidad de la juventud contemporánea por asumir compromisos ante el posible fracaso.

Asunto de Tres, estrenada originalmente en el marco del V Festival de Teatro Peruano-Norteamericano auspiciado por el ICPNA en el 2000 y reescrita este año por el mismo autor, sigue siendo un interesante ejercicio escénico para tres actores, quienes deben interpretar diversos personajes envueltos en la vorágine de las relaciones amorosas juveniles y la identidad sexual, y en las que siempre el tercero en cuestión se convierte en la manzana de la discordia. Para su joven director Henry Sotomayor García, este texto dividido en tres escenas y tres monólogos, no le es desconocido: en el 2008 dirigió una secuencia de la obra como parte del curso de dirección que ofreció en ese entonces el grupo Espacio Libre. Pero lejos de limitarse a seguir el texto con mínimos cambios y sin mayores riesgos, como en El eterno recuerdo de un cristal (su adaptación de El zoológico de cristal del año pasado), Sotomayor ahora sí arriesga con una propuesta propia, que busca ser entre lúdica y dramática, logrando un equilibrio óptimo, dejando entrever una visión mucho más elaborada y madura como director.

Con algunos detalles por pulir, como los monólogos aún por despegar y la presentación inicial de los actores (que saludan y bailan ante el público) que merece una revisión, el espectáculo se sostiene por las tres escenas con diálogo, en la que se evidencia el hábil manejo del autor para retratar los problemas de pareja y los lazos afectivos (en la primera y segunda escena, respectivamente), bien aprovechados por la dirección de actores. La última escena es la mejor: la pareja de enamorados y su amigo gay matan el tiempo flirteando sobre una cama, mientras los secretos van apareciendo en medio de los besos y caricias. Una ocasión que no es desaprovechada por los actores Alana La Madrid, Fito Valles y Carlos La Rosa, quienes logran un lucimiento parejo en dicho cuadro, valorando cada gesto, cada mirada y cada silencio. La puesta en escena de Asunto de tres aprovecha convenientemente el reducido pero funcional espacio que ofrece La Casa de Tespis en Magdalena y es un evidente avance del director Henry Sotomayor García, al frente del grupo teatral El retorno de la brújula.

Sergio Velarde
25 de mayo de 2011

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