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domingo, 12 de septiembre de 2010

Crítica: THE REALITY LIMA PIPOL CHOU 2010


Un “arroz con mango” de cuidado   

¿Pueden acaso las barras bravas, el nazismo, los reality shows, los soñadores, “Lolo” Fernández y el Apocalipsis convivir juntos y revueltos en un mismo montaje teatral? Pues de ser esto POSIBLE, el reciente estreno de “The Reality Lima Pipol Chou 2010” en el Teatro Julieta, deja en claro que dicha empresa es IMPOSIBLE. Jorge Da Fieno vuelve a la carga, luego de varios años de estrenado su primer "Reality" (que cosechó buenas críticas en su momento), pero esta vez de una manera caótica y desordenada y con un elenco demasiado irregular, que poca ayuda hace para darle coherencia al dilatado tiempo del montaje.

“The Reality Lima Pipol Chou” no puede empezar mejor, con la figura de un divertidísimo Hitler (Da Fieno) lleno de amaneramientos y torpezas. Pero de ahí en adelante todo se derrumba de manera aparatosa, con las entradas toscas y salidas inexplicables de un sinnúmero de personajes que, o no tienen mayor trascendencia en el montaje, o simplemente se desvanecen en el aire sin terminar a cabalidad sus historias. Una de las supuestas virtudes de la obra (para los propios productores, lógicamente) era el de tener a 10 actores, interpretando 40 personajes en escena. ¡Pero de qué vale si la mayoría son apenas débiles bosquejos, cuya ausencia no afectaría en nada al montaje! El argumento, que podría ser dividido en capítulos no muy coherentes entre sí, sólo sirve para apreciar algunos aciertos parciales, como las actuaciones cumplidoras de Gladys Hermoza como un remedo de conductora de “reality” y de Giancarlo Delgado como la anciana secretaria del cura.

Pero si de algo valió la puesta en escena (y es que hasta de los más fallidos montajes, se saca algo de provecho), fue la de apreciar en acción a ese gran actor, que no se dejaba ver mucho en estos tiempos, llamado Jorge Da Fieno. Sus dos personajes: el líder nazi y el ingenuo párroco, son caracterizaciones de antología, que se merecían mejor suerte, con un montaje y elenco aparte. Tal como lo dijo el propio Da Fieno al final del estreno, sea cual sea la razón de su regreso a las tablas, el público lo celebra y le reclama un segundo debut, pero con las condiciones de lucimiento adecuadas, que le permita apreciarlo como se debe.

Sergio Velarde
12 de setiembre de 2010

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