sábado, 30 de abril de 2022

Crítica: DEL INFIERNO AL CIELO


Sobre el daño que hace el alcohol

Las adicciones a sustancias tóxicas son peligrosas enfermedades crónicas que afectan al cerebro y a la conducta. Una de ellas es el alcoholismo, que en jóvenes y adultos puede causar irreparables daños en el entorno profesional y familiar. Este mal, desencadenado por la descontrolada ingesta de esta bebida “aceptada” socialmente, es explorado escénicamente por el actor Sergio Muñoa en Del Infierno al Cielo, pieza de su autoría y con su dirección, en el Teatro Auditorio Miraflores. Se trata de un montaje ciertamente irregular, pero con innegables aciertos que valen la pena ser mencionados y que colocan a su artífice en una situación expectante, en cuanto a su desarrollo artístico se refiere.

La pieza nos muestra la dramática historia de Gabriel (Julián Falconi), sobreviviente de la Guerra del VRAEM y hundido en el alcoholismo por dicha razón. Interesante propuesta la de no mostrarnos físicamente al protagonista hasta no conocer la situación emocional del resto de personajes, como su esposa (Lux Mariel Jáuregui), su doctor (Fernando Pasco), su madre (Carola Mazzei) y su suegra (Lizbet Príncipe). Una vez que Gabriel aparece en escena asistimos a su progresivo deterioro psicológico, aderezado con un par de secuencias surrealistas, hasta el inexorable final que se anunciara ya desde su título, pero que aún deparará un giro inesperado. Resulta importante tomar ciertas consideraciones para el montaje, como acelerar los cambios de escena, así como cuidar cruciales detalles como, por ejemplo, el de no dejar ninguna lata de cerveza del cuadro de pesadilla a la vista del público cuando dicha secuencia ya terminó, pues ya nos encontramos supuestamente en el mundo real.

Muñoa sí acierta en el retrato del alcoholismo y sus trágicos efectos, en dos escenas puntuales: Falconi y aquellos segundos previos a una recaída con vaso en mano; y Mazzei, en un desgarrador monólogo ante la fatalidad. Basada en un cortometraje original del mismo nombre, Del Infierno al Cielo cumple con presentar los tristes resultados de esta enfermedad, la ansiedad, la pérdida del control, la incapacidad de detener la adicción y el duro síndrome de abstinencia. Como producto escénico, la constante exploración y el necesario ajuste de detalles la podrían convertir en un valioso testimonio de los terribles estragos que produce el excesivo consumo de esta droga aceptada socialmente.

Sergio Velarde

30 de abril de 2022

Crítica: JUGADORES


Póker de ases en sobria comedia

Un merecido homenaje al imprescindible Jorge “Coco” Chiarella, uno de los Maestros del Teatro Peruano (las mayúsculas más que justificadas), es el que se viene llevando a cabo en el Teatro Ricardo Blume, su teatro en Aranwa, dirigido por su hijo Mateo. Otros cuatro maestros de la actuación se encargan de escenificar Jugadores (2011), pieza del catalán Pau Miró, una que se encuentra en el límite exacto entre la comedia dramática y el drama con altas dosis de humor. En todo caso, este texto permite un lucimiento parejo de unos maduros intérpretes, quienes ofrecen una verdadera lección de actuación al darles el debido peso a sus personajes y por ende, de generar genuino interés en el destino de este cuarteto de perdedores quienes deciden dar el todo por el todo en su jugada final.

El escenario circular de Aranwa se convierte en la cocina-comedor de un departamento en el que transcurren las partidas de cartas que nunca vemos como espectadores, pero sí en la que estos cuatro maduros señores se reúnen y reflexionan sobre sus vidas, los riesgos asumidos, las entrampadas situaciones actuales y especialmente, en aquella férrea amistad que los mantiene unidos a pesar de lo muy diferentes que son y que los llevará a tomar una arriesgada decisión en el último tramo del espectáculo. La magistral ejecución interpretativa de Alberto Ísola, Alfonso Santistevan, Américo Zúñiga y Ricardo Velásquez hacen que nos importe cada línea que declaman. Un acierto además, el de respetar la locación original de la trama y así evitar cualquier inconveniente distractivo en la adaptación.

Cada escena es titulada con voz en off, siendo las cuatro primeras en las que conocemos a estos caballeros, que responden a sus oficios antes que a sus nombres propios: el Profesor (Santistevan), sancionado por haber agredido a uno de sus alumnos que osó contradecirlo; el Barbero (Zúñiga), desempleado y dispuesto a todo con tal de retener a su mujer; el Actor (Velásquez), cleptómano y muy consciente del placer que obtiene con sus lagunas mentales en escena; y el Enterrador (Ísola), obsesionado por una puta ucraniana. Cuatro personajes rezagados y desplazados por la sociedad, que sin embargo están dispuestos a correr riesgos y así encontrarle sentido a sus vidas. Jugadores es un espectáculo emotivo y divertido por partes iguales, en el que este póker de ases de la actuación consigue una muy convincente historia de valentía tardía y amistad otoñal, una que además celebra el tan necesario resurgimiento del teatro presencial. Y por supuesto, es un más que digno homenaje al inolvidable maestro Chiarella.

Sergio Velarde

30 de abril de 2022

Crítica: ANTES DE DECIR(TE) ADIÓS


¿Un adiós o un cambio?

Hacer teatro es tener poder. No importa si es comercial, independiente o posee cualquier otra etiqueta. Así, los creadores escénicos poseen la potencialidad de empoderar a alguien olvidado, cuestionar “aspectos normales”, criticar a los “no más pobres en un país rico”, transformar la visión de alguien o simplemente entretener y lograr que el espectador la pase bien. En ese sentido, Antes de decir(te) adiós, obra dirigida por Carlos Posadas Moncada, entretuvo al público de principio a fin. La obra fue interpretada por Tracy Alcántara y Roy Zevallos, y fue presentada en el Teatro Mocha Graña.

El espectáculo estuvo compuesto por dos obras de dramaturgia neoyorkina. El tema central de ambas fue el adiós y la renuncia a aquello que cuesta desprenderse, respectivamente. Si el objetivo de Posadas fue divertir al público, entonces acertó con la selección de la dramaturgia. Pues los parlamentos presentaban los gags y remates en el lugar correcto para hacer reír a su público objetivo. Sin embargo, los nombres de los personajes y ciudades resultan inverosímiles con el texto ya traducido al español latinoamericano.

Antes de decir(te) adiós presenta un lenguaje naturalista hasta fantástico, por la presencia de la abeja. Su unión alimentó la obra y ayudó a Posadas a cumplir su posible objetivo. Pues el comportamiento del público fue un acto liberador de carcajadas, sobre todo en la parte final de la segunda obra. Sin embargo, la exploración no fue vasta, pues las acciones de los personajes se redujeron a pocas estrategias.

En conclusión, Antes de decir(te) adiós es una obra que busca divertir, pero como toda puesta, aún falta explorar y explotar algunos elementos del parlamento y la escena. Aún así, consigue la risa de su público objetivo.

Elio Rodríguez

30 de abril de 2022

miércoles, 27 de abril de 2022

Entrevista: MALCOLM MALCA


A propósito del reciente estreno de la puesta Monstruo de Armendáriz

Oficio Crítico conversó con Malcolm Malca Vargas, co-autor y director de la obra.

Entiendo que en el 2017 se estrenó la obra por una breve temporada. En este nuevo contexto de pandemia, pues estamos volviendo poco a poco a la presencialidad. ¿Cómo ha sido el proceso de dirección?

En el 2017 estrenamos una obra de teatro universitario en el LUM, basada en el caso del Monstruo de Armendariz, co-escrita por Sebastian Eddowes y yo, con colaboración de Alfredo Bullard. En el proceso de producción y montaje participaron fundamentalmente profesores, alumnos y exalumnos de la Facultad de derecho PUCP, así como unos pocos profesionales del teatro en puestos clave. Hicimos solo un fin de semana de funciones y fueron un éxito de convocatoria y crítica. Fue en ese momento que tuvimos la sensación de que valía la pena hacer que el proyecto escale a montarse profesionalmente. Se lo propusimos al Centro Cultural de la Universidad del Pacífico y Sergio Lusera y su equipo acogieron la propuesta.

A partir de aquí arrancó un nuevo proceso. Reescribí, corregí y aumenté la dramaturgia inicial, con el permiso y la confianza de los co-dramaturgos con los que trabajamos el 2017, para crear una nueva versión propia para el estreno en la UP. Era necesario, porque un montaje profesional implica exigencias mayores. La versión actual debe tener un nivel de modificación de aproximadamente 50% respecto a la anterior. Inicialmente teníamos pactado estrenar el 2020, pero la pandemia se llevó todo eso por delante. A partir de ese momento solo nos quedó tener paciencia y esperar que las cosas mejoren. Felizmente hemos tenido la bendición de ser la primera temporada con la que se reabre el teatro de la UP este 2022. Las diferencias respecto de los ensayos pre y post pandemia no han sido muchas realmente. Solo hemos tenido que cumplir con los protocolos que por seguridad de todo el equipo nos indicó la UP: estar al día con las vacunas, hacer exámenes periódicos de despistaje, usar mascarillas durante los ensayos. Felizmente todo marchó bien y hemos podido estrenar sin problemas.

¿Por qué asistir a ver Monstruo de Armendáriz

Primero que nada, porque es un buen montaje teatral. Los espectadores van a poder disfrutar de una dramaturgia potente, una buena puesta en escena con mucha dinámica y un elenco de talentosos actores que les brindarán una experiencia emocionante y memorable. Además, porque el relato teatral está construido en base a los hechos de uno de los casos paradigmáticos de violencia y presunta aplicación fraudulenta de la justicia en en Perú. Lo que nos da la posibilidad de dialogar sobre grandes problemas de la formación identitaria en nuestra sociedad: la discriminación, el uso político de la justicia y la manipulación mediática de la opinión pública.

Monstruo de Armendáriz, escrita por Sebastián Eddowes y Malcolm Malca Vargas, con la colaboración de Alfredo Bullard, viene presentándose en el Teatro de la Universidad del Pacífico.

Maria Cristina Mory Cárdenas

27 de abril de 2022

Crítica: MONSTRUO DE ARMENDÁRIZ


¿Dura lex, sed lex?

“La ley es dura, pero es la ley”, traducción de la expresión latina “Dura lex, sed lex”, empleada a menudo en el campo jurídico, bien podría calzar con el reciente estreno de la obra teatral Monstruo de Armendáriz, escrita por Sebastián Eddowes y Malcolm Malca Vargas, con la colaboración de Alfredo Bullard, la cual se está presentando en el Teatro de la Universidad del Pacífico.

Bajo la versión y dirección de Malca, la trama está inspirada en el proceso judicial contra Jorge Villanueva Torres, apodado como el “Monstruo de Armendáriz”, afrodescendiente sentenciado a muerte por supuestamente haber violado y asesinado a un niño. Como toda ficción, en la puesta se cuestiona la veracidad de los medios probatorios y del proceso en sí. Ambientada en la Lima de 1954, un joven abogado es asignado como el defensor de oficio del acusado, descubriéndose muchas contradicciones y aparentes vicios procesales, aunados al uso político de la justicia, la explosión mediática del caso, así como la presión de la opinión pública y la discriminación.

Conforman el afiatado elenco Daniel Cano, Verony Centeno, Herbert Corimanya, Gerardo García Frkovich, Diego Lombardi, Gonzalo Molina Marcelo Paredes y Paul Ramírez, destacando las sólidas y conmovedoras interpretaciones de Cano y Corimanya. Por otro lado, es importante mencionar la acertada estética en cada una de las escenas, desde el vestuario hasta la utilería que aportaron a la creación de una real atmósfera, sobre todo, en los momentos clave del juicio.

Monstruo de Armendáriz es un espectáculo potente tanto en la narrativa como en el hecho escénico, ya que pone en la palestra una realidad que arrastramos por mucho tiempo en el sistema judicial, tan cuestionado y tan venido a menos. Y es que cuando la justicia, la política y la histeria colectiva se mezclan, el resultado puede ser bastante nocivo, ya sea para un abogado novato y con principios, para una madre que busca un poco de consuelo en medio del dolor de perder a su hijo, o para el propio acusado, quien pese a los prejuicios sociales e intereses políticos, tiene derecho a un debido proceso. Como siempre, el teatro es un medio no solo para entretenernos, sino también para seguir cuestionándonos.

Maria Cristina Mory Cárdenas

27 de abril de 2022

jueves, 21 de abril de 2022

Crítica: EL ARTE DE TRANSFORMARTE


¿Qué tan importante es atender a nuestro niño interior?

El arte de transformarte es una puesta en escena que lleva, justamente, la escena hacia tu interior. Y es un viaje de transformación, tal como el arte que muchas veces nos confronta, nos renueva, nos cuestiona, nos hace reflexionar y nos ayuda a observar dónde estamos parados, a qué le estamos llamando vivir. Hay en esta pieza algo que llamó mucho mi atención y de lo que pienso se habla poco hoy en día, y es la importancia de relacionarnos con nuestro niño interior. Es increíble la velocidad con la que vivimos ahora y cómo lo de afuera nos crea necesidades continuas, solo parecemos vivir para nuestros deseos y cuando estos no se cumplen nos sentimos fracasados, no solo por lo mal que nos hablamos a nosotros mismos, sino también porque dependemos mucho de lo que los demás esperan de nosotros.

Mientras más buscamos la felicidad afuera, más la negamos dentro. Aquella felicidad que viene tan solo por el simple hecho de vivir. El complacer a los demás, el querer SER ALGUIEN, nos aleja del SER por cuanto desde niños estamos empujados a cumplir roles que se nos asignan. Por tanto, nuestro niño interior vive con heridas que se reflejan en la relación con los demás cuando somos adultos, y no sabemos gestionar nuestras emociones.

Qué interesante que una puesta en escena nos muestre lo necesario que es aprender a reconciliarnos con nuestras versiones pasadas, abrazarlas y a partir de allí atender a nuestro niño interior que se muestra en los conflictos mediante el ego; porque si el niño interior se siente amado, entonces es el niño natural que tenemos dentro. El niño amado que tenemos dentro es tan especial que el más breve de los contactos con él nos abre a la alegría absoluta de vivir.

El arte de transformarte de Ricardo Francisco es una puesta en escena con varios elementos en una habitación, un cuarto de juego, recuerdos, una puerta que conduce a diferentes tiempos o momentos. La voz del niño es mágica y te ayuda a llevar la obra a algo más profundo.

Manuel Trujillo

21 de abril de 2022 

martes, 19 de abril de 2022

Entrevista: TATIANA SOTOMAYOR


“He aprendido, dentro de mi corta experiencia, a ser más recta como directora.”

Tatiana Sotomayor es una  joven actriz y directora, que viene presentando la obra Excluidos, escrita por Jorge Ascoy. Oficio Crítico conversó con ella acerca de su trayectoria y experiencia, así como la puesta en mención, que nos invita a reflexionar sobre el tema de exclusión social, el cual es muy importante, pues las personas sí discriminan, ya sea por su orientación sexual, nacionalidad, economía o por el simple hecho de pensar distinto. Sin embargo, son esas diferencias las que las hacen únicas y todos deberíamos aprender a aceptarlo.

Tenira es una chica que ha sido excluida en todos los colegios por los cuales ha pasado. Tras la muerte de sus padres, se queda sola con su abuela. Ellas se mudan a una nueva ciudad y por ende Tenira estará en un nuevo colegio, eso es una nueva oportunidad para ella. ¿Las cosas cambiarán o seguirá siendo una excluida? La obra se presentará todos los martes de abril a las 8:30 pm en el Teatro Auditorio de Miraflores. (Av. Larco 1150, Miraflores). Las entradas se encuentran a la venta por WhatsApp: +51 980 679 004.

Sergio Velarde

19 de abril de 2022

sábado, 16 de abril de 2022

Crítica: CONFERENCIA VALDELOMAR: CRÓNICAS FRÁGILES DEL CONDE LEMOS


Libres disertaciones sobre un icónico escritor

Con una ecléctica producción de cuentos, poesías, ensayos, crónicas y dramaturgia, el imprescindible escritor iqueño Abraham Valdelomar resulta ciertamente imposible de clasificar a plenitud, pero no de reconocer su innegable importancia para la literatura peruana. Por ello, toda aproximación escénica hacia su vida y obra será siempre de agradecer. Es así que se presentó, en el acogedor espacio de La Vaca Multicolor, una propuesta interdisciplinaria titulada Conferencia Valdelomar: Crónicas Frágiles del Conde Lemos, que combinó diversos lenguajes como la danza, la performance y el teatro para explorar así la vida de uno de nuestros referentes literarios más controversiales.

Con la dirección del excepcional bailarín y coreógrafo Jose Ruiz Subauste, el espectáculo ofrece exactamente lo que promete en su título: una investigación escénica en formato de conferencia sobre Valdelomar, en la que un trío de diestros intérpretes se vale de sus cuerpos, gestos y voces para evocar al escritor, algunos aspectos poco conocidos de su vida personal, así como las obligatorias recreaciones de sus obras más resaltantes y populares. El contenido de la propuesta se basa en fuentes oficiales acerca del autor, pero además en la interpretación de sus textos y en una libre exploración acerca de su identidad sexual, su cercana amistad con otros literatos que conoció y los hechos relacionados con su temprana muerte. Es quizás en estos pasajes en donde se alcance el mayor grado de interés en la puesta.

Herberth Hurtado, Natalia Palacios y el mismo Ruiz Subauste despliegan talento, precisión y energía en su ejecución conjunta, en la que los tres hacen las veces de expositores ante el público y también, cuando corresponde, del mismo Valdelomar (retratado como un ser humano que amaba y disfrutaba la vida), así como diversos personajes reales que conoció y aquellos correspondientes a su producción literaria. Un par de recomendaciones: corregir algunos gazapos ortográficos en los textos proyectados, así como incluir toallas y/o vasos de agua cerca de los intérpretes en lugares estratégicos, para maquillar el exceso de sudor y reducir la agitación, que inevitablemente distraen del espectáculo, especialmente si la obra (que se anuncia será itinerante) se presentara en espacios muy cerrados o no convencionales. Conferencia Valdelomar: Crónicas Frágiles del Conde Lemos es una más que recomendable experiencia escénica que nos lleva a reencontrarnos con una de las personalidades más importantes de la escena literaria peruana de todos los tiempos.

Sergio Velarde

16 de abril de 2022

jueves, 14 de abril de 2022

Crítica: EL FUEGO QUE HEMOS CONSTRUIDO


Crónica de muertes anunciadas

En junio del 2017, todos quedamos horrorizados al enterarnos del incendio ocurrido en una galería comercial en Las Malvinas, en la que dos jóvenes explotados laboralmente murieron calcinados dentro del lugar, pues eran encerrados con candado durante toda la jornada. Los responsables fueron sentenciados a más de 30 años de prisión por delitos de violación de la libertad personal, trata de personas agravada con fines de explotación y esclavitud con consecuente muerte, así como una reparación a los herederos legales de los fallecidos. La trágica historia de estos jóvenes, que refleja las atroces condiciones de varios trabajos informales en nuestro país y que no son otra cosa que formas modernas de esclavitud, viene siendo retratada con brillo en un conmovedor e inolvidable montaje en el Teatro Británico, titulado El fuego que hemos construido.

Dos inspiradas artistas son las encargadas de presentar los últimos días de vida de cuatro jóvenes varones dentro de un depósito clandestino, mientras cambiaban las marcas de tubos fluorescentes por otras de mayor calidad. María Fernanda Gonzales en la dramaturgia y Patricia Biffi en la dirección componen desde la primera llamada un cuadro tan honesto como desolador, con los muchachos trabajando en cámara lenta, y revelando en el desarrollo de la trama un honesto conocimiento de la masculinidad peruana, llena de prejuicios y machismo. Sin embargo, el saber de entrada el trágico desenlace de la historia no pretende otra cosa que hacernos sentir una profunda compasión por aquellos seres humanos que, equivocados o no, tomaron aquella decisión para salir adelante y superar así la difícil situación que les tocó vivir.

La escenografía luce impecable y funcional, así como los efectos prácticos para simular el origen del fuego. Por supuesto, el peso dramático de las casi dos horas de espectáculo recae en un sólido cuarteto de actores, integrado por los jóvenes Joel Calderón, Brian Cano, Augusto Gutierrez y Luis Miguel Yovera, quienes construyen convincentes personajes llenos de detalles y profundidad dramática en su interacción. El fuego que hemos construido, obra ganadora del 8° Concurso de Dramaturgia Peruana “Ponemos tu obra en escena”, es una honesta y contundente puesta en escena que todo peruano debería apreciar, para entender y reflexionar sobre los aterradores niveles de informalidad laboral e injusticia social a los que podemos llegar como sociedad.

Sergio Velarde

14 de abril de 2022

Crítica: TARASCONES


La delirante decadencia en verso

De acuerdo al diccionario, el término tarascón significa “la acción de morder clavando los dientes un animal sobre la carne de una persona u otro animal”. Pues en Tarascones, escrita por el dramaturgo argentino Gonzalo Demaría y estrenada en el Teatro La Plaza, cuatro acomodadas y ya maduras señoras se comportan como verdaderos animales salvajes, arrancándose a “tarascones” las caretas que se autoimponen para ocultar todo su egoísmo, crueldad, frustración y por supuesto, soledad. Se trata de una comedia con alta dosis de sátira e ironía que deja por los suelos a una clase acomodada, perdida en sus propias superficialidades y prejuicios, rematada por unos ingeniosos diálogos en verso, recitados por las actrices con absoluta convicción.      

Cuatro decadentes señoras, que se juntan habitualmente para jugar a las cartas y chismear, ven interrumpida su rutina ante un inaudito crimen: un perrito de compañía de una de ellas ha fallecido, supuestamente por culpa de la empleada del hogar. En medio de todo “trapito sucio” que pueda sacarse al aire (y con algunas copas de más), el cuarteto improvisa un desquiciado y divertidísimo juicio sumario, en el que se convertirán todas en juez y parte a la vez. La directora Paloma Reyes de Sá, con  la asistencia de Carol Hernández, consigue un alocado y sólido montaje, en el que las cuatro intérpretes se lucen con un inspirado manejo de texto, caracterización y dominio en la comedia. 

La escenografía y los efectos de luz y sonido suman en crear la convincente atmósfera de una misteriosa historia policial. El elenco se divierte a sus anchas en el escenario y todas las actrices consiguen logradas caracterizaciones: una sólida Gabriela Luna (REIIINA), una soberbia Claudia Berninzon, una sorprendente e irreconocible Yiddá Eslava y una Gisela Ponce de León en estado de gracia. Tarascones es una comedia mordaz muy recomendable y para nada superficial en su apariencia, ya que revela con mucho humor todo el arribismo y clasismo de una buena parte de nuestra sociedad, retratada en estas estrafalarias “damas de alcurnia” y sus increíbles delirios.

Sergio Velarde

14 de abril de 2022

miércoles, 13 de abril de 2022

Crítica: AL BORDE DEL ABISMO


¿Puede el perdón salvarnos?

Es para mí la pregunta que me saltaba a cada momento: el perdón tan necesario, tan liberador, y ese tránsito precisamente es lo que sucede con los dos personajes, padre e hija, integrantes de una organización paramilitar; con historias que parecen ser irreconciliables. Mucha ira, mucho dolor, mucho resentimiento de parte de la hija, con emociones totalmente reprimidas, todo el tiempo comprimiendo el cuerpo, los gestos, su organismo no puede expresar más todo el dolor acumulado, y detrás de eso siempre hay miedo. Ese miedo propio de no saber si se puede perder más en la vida, que luego puede transformar a cualquier ser humano en una bomba de tiempo, porque nunca ha aprendido a soltar sus emociones, ni atenderlas; además, solo conoce la vida de la organización la cual ya mutila cualquier sensibilidad. Una mujer que se ha hecho con una gran herida de abandono y rechazo. 

Un padre adusto, frío, distante, programado a realizar misiones con objetivos humanos, que tiene una última misión muy personal: hacer un acto de amor por su hija, producto también de un amor en el ambiente más hostil en el que la vida pueda dar inicio. El nacimiento de su hija es como se desarrolla la Flor de Loto, el simbolismo surge porque la flor germina en el agua barrosa. El barro representa la ignorancia de las personas, los obstáculos, los apegos y deseos terrenales a enfrentar. La planta de loto crece en el agua con esfuerzo, busca alcanzar el aire y la luz solar para poder florecer. Quizá este aire y luz es el que buscan estos dos personajes perdidos, pero al perdonar, al soltar, los dos se salvan mutuamente.

La pieza se desarrolla en un escenario minimalista que representa un piso abandonado de un edificio, se sostiene más sobre las actuaciones que quizá por momentos se sentían demasiado intensas, la música de fondo inicial tapaba por momentos los diálogos, detalles menores que no opacaron el desarrollo de la puesta en escena.

Manuel Trujillo

13 de abril de 2022

miércoles, 6 de abril de 2022

Crítica: SIDAHARTA


Revelaciones pesadas

Cualquier persona puede experimentar una dura tragedia en el momento menos esperado de su vida, por lo que solo tiene dos opciones: o enfrenta la realidad o se deja vencer por las circunstancias. Esta premisa casi universal podría sintetizar la propuesta de La Escena Producciones con la obra Sidaharta de Alejandro Licona (no mencionado en la publicidad), bajo la dirección de Silvana Ventura e interpretado por Johan Robles (como Gabo) y Kiara Cruz (como Estela).

La historia es bastante simple, con un giro inesperado, pero que funciona para toda la situación que van creando las decisiones de los protagonistas. Básicamente trata de Gabo, alistándose para su próxima cita, pero luego recibe la visita de su ex amante, Estela, quien hará todo lo posible para convencer al liberal hombre de tener una relación más seria con ella. Lo que no contará Gabo es que detrás de ese reencuentro hay un secreto que hará cuestionarse su estilo de vida. Aunque su trama es buena, el desenlace elegido por el montaje carece de sentido, ya que no tiene un buen desarrollo en el arco dramático y la actuación no tiene el dinamismo necesario llegado el momento. Tampoco contribuye en nada al tema que la obra crítica; por el contrario, lo hace confuso e irrelevante. 

Queda demostrado entonces la flaqueza de la dirección para comprender lo que ofrece el texto, olvidando por completo su visión cuestionadora sobre temas delicados que son actuales. Más aún, cuando observamos su estilo de orquestar su planteamiento escénico: el cuarto de soltero resulta monótono en general, sin ningún tipo de aprecio visual en lo técnico ni escenográfico; podría decirse que se usa lo necesario y adentrarnos al plano privado, pero sería pensar demasiado en un producto final vacío. 

A pesar de todo, resalta la interpretación Kiara Cruz en comparación con lo antes mencionado. Tiene mucha soltura y hace que la escena tome ritmo a su entrada. Por momentos, saca del confort a Robles, quien todavía le cuesta mantener al personaje. Es ahí donde ambos tienen diversos matices, cada uno gana cierto peso. El lado no tan bueno pasa cuando los cuerpos no son acertados en los movimientos. Así hace que cueste verlos entrando al juego de la convención. 

Sidaharta todavía sigue en proceso. La principal tarea está en entender por completo la obra, desde su tema, sus acciones y su nivel de complejidad. Obviamente logrará el objetivo si omite finales disonantes.  

Christopher Cruzado

6 de abril de 2022

martes, 5 de abril de 2022

Crítica: CUÍDATE DE MÍ


Miedos generacionales

Apuntábamos en la reseña de la excelente Silencio sísmico (2016), que nadie le gana al dramaturgo Eduardo Adrianzén al querer retratar, desde su particular óptica de vida, el estado anímico de una nación profundamente golpeada por la violencia generada por sus propios habitantes. Pero en su último estreno, Cuídate de mí, presentada en la Asociación de Artistas Aficionados (AAA) bajo la dirección de Leo Cubas, Adrianzén va más allá, pues explora aquel temido disparador de tantos excesos y atropellos: el miedo. Uno que simplemente va cambiando de forma, pero que permanece a lo largo de los años junto a nosotros, inmiscuyéndose en nuestras vidas, socavando nuestra racionalidad e impidiendo nuestra evolución. Se trata de un sólido montaje que funciona como una perfecta alegoría de nuestra inquietante realidad social.

Así como Silencio sísmico, que enlazaba diversos cuadros con la historia principal, el autor presenta en Cuídate de mí cuatro escenas independientes ubicadas todas en nuestra capital, pero en épocas distintas. Desde las torturas perpetradas durante la Santa Inquisición, pasando por la crisis generada por la guerra con Chile, la discriminación generada por la migración en los años 60, hasta estos días en los que vamos recuperando nuestra “normalidad” prepandémica. La dirección de Cubas elige hábilmente, y en concordancia con el estilo dramatúrgico, matizar la contundencia de cada historia con sarcasmo e ironía. Son estas pinceladas de humor negro muy celebradas por el público y además, le permiten entender a cabalidad que es efectivamente el miedo el que nos tiene sumidos en el caos.

Unos cuantos muebles que cambian entre las escenas, varios relojes colgando de la parte superior del escenario, efectos sonoros y humo en momentos clave constituyen lo justo y necesario para que el elenco destaque por su versatilidad en sus diversos roles: Ximena Arroyo y Pold Gastelo, como siempre impecables; al lado de los jóvenes Ivi Cordero y Joel Soria, muy precisos en sus personajes; y en medio de ellos, la maravillosa Attilia Boschetti, en reemplazo de nuestra primera actriz Sonia Seminario. Cuídate de mí de Eduardo Adrianzén es un divertidísimo y conmovedor retrato de una sociedad con las heridas abiertas, que nos confirma por enésima vez que hemos avanzado muy poco o nada como colectividad. Como lo mencionara Leopardi: “No temas ni a la prisión, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo”.

Sergio Velarde

5 de abril de 2022

lunes, 4 de abril de 2022

Crítica: EL PRINCIPIO DE ARQUÍMEDES


Sumergidos en una encrucijada

Después de una larga temporada fuera de los escenarios, debido a la coyuntura producida por la pandemia, Roberto Ángeles vuelve a dirigir una puesta presencial, El Principio de Arquímedes, texto del autor catalán Josep María Miró, el cual ha sido galardonado y representado en diversos países.

Una narrativa potente, que pone sobre la palestra un tema tan vigente como delicado: nada menos que un profesor de natación señalado por sus alumnos como un acosador infantil. Todo inicia con un gesto por parte del instructor, un beso y abrazo a un niño asustado antes de un ejercicio. En este punto, surgen innumerables interrogantes para el espectador, quien debe formar su propia opinión, tal vez tomar partido o preferir no hacerlo. Sin duda, la obra es una exposición de hechos y posturas que adoptan los personajes, nada está sentenciado, nada se afirma, simplemente se plantea una situación por demás alarmante, que se agrava con el uso desmedido de las redes sociales.

El experimentado elenco está encabezado por Fernando Luque, quien tiene a su cargo el papel protagónico, dotando a este personaje de matices y un peso escénico sólido, pues en principio se muestra despreocupado y ligero, hasta que se percibe indefenso ante esta terrible acusación. Completan el reparto con destacadas interpretaciones Sandra Bernasconi, Oscar Beltrán y Alonso Cano, con personajes clave, que se debaten entre sus propios juicios morales y la relación que tienen con el personaje principal.

La obra se cuenta en círculos, los mismos que van acompañados de cambios en el mobiliario a medida que avanzan las escenas, cuya carga de tensión es claramente expuesta con los cortes y efectos sonoros, teniendo como fondo una pared de color aguamarina que asemeja el reflejo de una piscina.

Quien escribe estas líneas aún continúa debatiendo acerca del tema, como bien dice una frase: “No hagas cosas buenas que parezcan malas”. Pero ¿acaso un gesto de afecto siempre debe esconder otras intenciones?, ¿cuál es el límite de nuestras acciones y dichos?, ¿qué haríamos en el lugar de los personajes?, ¿qué nos lleva a juzgar?, ¿es posible confiar en el otro?, entre muchas más.    

El Principio de Arquímedes es una historia que invita a la reflexión consciente, a revisarnos más como sociedad. Una imperdible alternativa para disfrutar de un espectáculo de alto nivel en el teatro. La propuesta cuenta con la asistencia de dirección de Miguel Seminario y se encuentra en temporada en el Teatro de Lucía de jueves a lunes a las 8 p. m. y los domingos a las 7 p. m.

Maria Cristina Mory Cárdenas

4 de abril de 2022

Crítica: SOFÍA


Rayuela Teatral

Ver el montaje Sofia de Arnold Canelo me hace reflexionar dos cosas relacionadas a la coyuntura post pandémica: en primer lugar, la vigencia del teatro virtual que muchos auguraban su decadencia a medida que se reabrían los escenarios. En mi opinión, creo que lo virtual quedará como una herramienta adicional en los trabajos escénicos, aunque coincido con muchos colegas que esta vigencia será con códigos que tienen que ver más con lo audiovisual y más cercano al lenguaje cinematográfico. Por otro lado, cuánta falta hace un teatro que aborde temáticas más ligadas a la cotidianeidad. El trabajo del director fue original en abordar de manera estéticamente sucinta los daños psicológicos que ha dejado en la sociedad la pandemia.

La razón por la cual titulé Rayuela a esta crítica fue porque al igual que la obra de Julio Cortázar, en Sofia el orden de las escenas está alterada, pero con mucho sentido. El autor de Rayuela recomienda un orden para leerlo, pero la obra fue tan bien escrita que el orden diverso solo hace que la historia sea muy original. En ese sentido, Sofía me hizo recordar a este libro. El montaje nos invita a conocer las diferentes emociones del protagonista, Javier Montenegro, en varios momentos de la pandemia durante 2020 y 2021. Paradójicamente, el personaje es un psicólogo cuya transformación es real y desgarradora. El actor Jonathan Nolasco encarnó de una forma muy humana la condición de pérdida de la conciencia y el sentido común por el encierro. El personaje llega a enamorase de su almohada y lejos de que esto dé gracia, generaba congoja muy realista durante la hora que duró la función. La escena donde se queja con mucha ira, creíble por la falta de empatía de la humanidad frente al COVID, fue esclarecedora.

Creo que muchas veces el teatro trata de alejarnos de la realidad y es legítimo, pero montajes como Sofía, donde lo importante no solo es hablar de la realidad sino mostrarla estéticamente de una forma original, son también proyectos escénicos destacables. Hacia el final de la obra, el actor hizo una recomendación a los asistentes sobre la importancia de ir a centros de manejo mental y emitió un aviso específico para Ciudad de México: el Hospital Psiquiátrico de Tlalpan. Esto último me hizo reflexionar sobre el hecho que, en el caso de Lima, y tal vez del Perú, las oportunidades donde tratar los problemas relacionados a la salud mental son mucho más limitadas desde lo público y solo queda ir a la atención privada. Más montajes así, por favor.

Enrique Pacheco

4 de abril de 2022