martes, 19 de enero de 2021

Entrevista: YAMIL SACIN


“Este es un trabajo que es al mismo tiempo creativo, intelectual y de contacto.”

Nacimiento, espectáculo unipersonal en homenaje a Samuel Beckett, fue el vehículo escénico virtual perfecto para el lucimiento del actor Yamil Sacin, quien ganó el premio del público en el evento de Oficio Crítico 2020. “Tenía siempre un interés en la actuación, pero relacionado al cine”, recuerda Yamil. “De pequeño fui a ver algunas obras, la que más recuerdo fue una de Oswaldo Cattone, Annie, era la que estaba más de acuerdo a mi edad.” No solo el cine, sino también programas como los de Biography Channel, con biografías de conocidos actores, o las películas en blanco y negro con artistas clásicos. “Después, bueno, vino la clásica por la que muchos de nosotros pasamos: la familia, que te decían ¡pero qué vas a hacer con tu vida!”

Encontrando el camino

Yamil no tuvo un taller de teatro fijo en su colegio, solo de manera esporádica y a cargo de un profesor de Arte que era mimo, pero que no enseñaba lo que precisamente sabía. “Seguro no estaba en la currícula”, comenta. “En época escolar, me pasaban la voz para hacer obras, pero en otros colegios y así me fui interesando y acercando más al teatro”. No es un secreto que (todavía) muchos colegios sacrifican las contadas horas de taller cuando tienen algún evento en especial. “Creo no entienden nada de la parte creativa del ser humano”, sostiene Yamil. “Se están cerrando otros cursos similares, como el de Filosofía, que son importantes por la crítica, porque el Arte no solamente es hacerlo, es también tener una crítica en relación con la sociedad, con sus roles y para percibir nuestra propia realidad.”


Ya adolescente con 17 años, Yamil empezó a participar como figurante en algunas producciones de Iguana. “Incluso participé en una obra de teatro con Leslie Stewart en el Satchmo.” Sin embargo, en aquellas épocas Yamil estaba más interesado en el tema de los Derechos Humanos, así que estudió Derecho. “Igual participaba en cosas esporádicas y yo mismo me decía hasta dónde voy a llegar con este hobby”. Terminada la carrera de Derecho, en la que estuvo becado prácticamente en toda su duración, estuvo practicando pero ahorrando en paralelo para estudiar teatro. “Y el primer taller que entré fue el de Roberto Ángeles; no pasé el primer nivel, pero estuve rondando por otros hasta regresar para sacarme el clavo.”

La inspiración de los maestros

Yamil tuvo a lo largo de todo su aprendizaje muchos maestros, quienes fueron puliendo su talento, como por ejemplo, David Carrillo. “Él tiene un gran matrimonio entre la teoría y la práctica, sabe cómo encajar perfectamente esa idea que el teatro también es un juego, lo sabe hacer aplicando todas las herramientas que dispone,” señala Yamil. “Y te las enseña para que las puedas comprender mucho mejor; por ejemplo, en su taller había muchas personas que tenían problemas para conectar, pero él buscaba la causa de la desconexión, la trabajaba y emparejaba al más rezagado; y al mismo tiempo, te contagiaba con ese entusiasmo, porque David lee mucho sus obras, hasta que encuentra una en la que dice ¡ya está!, y te llega a enamorar con la obra.”

Otro gran maestro de Yamil fue Alberto Isola, a quien describe como “una persona que tiene bastante experiencia en el teatro, pero cada obra la hace con la ilusión de un niño que recién la descubre, enamorado y admirado por ella.” Yamil recuerda los mensajes que recibía de Isola, a veces de madrugada después del taller, con información o videos de la obra. “Él estaba pensando constantemente en sus alumnos y enamorado de enseñar, porque le encanta enseñar, esa transmisión es muy importante, ese amor por el teatro.” Yamil menciona también al director de EspacioLibre, Diego La Hoz. “Es mi amigo, con una visión del teatro no solamente limeño sino a nivel nacional e internacional y siempre está retando las formas y rompiendo los moldes.” Reconoce en La Hoz una visión más amplia del acontecer teatral y como un amante de las artes escénicas en todas sus formas, especialmente en la de responsabilidad social. “Además, se nota el ritmo interior en los montajes de EspacioLibre.”

Experiencias dentro y fuera del escenario


Yamil ha venido participando en  interesantes puestas en escena de variado calibre, desde dramas como Vigilia de noche (2017) de Lars Norén, hasta comedias como Medias naranjas (2019) de Carlos Ruiz. Sin embargo, el personaje que más le ha costado interpretar, y al que le gustaría darle una segunda oportunidad para redondearlo, es el de Garcin de A puerta cerrada (2017), el clásico de Sartre que se presentó en el Teatro Racional, bajo la dirección de Manuel Trujillo. “Llegué a ese proyecto a solo un mes de estrenar, el texto es enorme, pero me quedé con las ganas de tener un poco más de tiempo para darle vuelta, siento que no llegue a cerrarlo por completo.”

Otra carrera contra el tiempo fue también la de Nacimiento, en la que Yamil tuvo solo dos semanas para preparar su personaje, ante la salida del actor anterior. “El tema técnico fue complicado,” comenta. “Es más, casi muero asfixiado en un ensayo cuando utilicé una lámpara de gas por primera vez, comenzó a llenarse de humo todo el lugar, parecía un incendio.” A pesar de los problemas, el espectáculo unipersonal fue muy atractivo, gracias al talento de la directora Carla Valdivia, quien dirigiera meses después Ofelia no estaba loca, otro interesante monólogo, que fue seleccionado por el premio Luces 2020 de El Comercio. “Carla es una gran amiga que conozco hace muchos años, siempre decíamos que vamos a trabajar juntos, pero nunca se daba la oportunidad,” refiere Yamil. “Tenemos una buena conexión, nos gusta viajar mucho a otras dimensiones, somos medio psicodélicos; a ella le encanta mucho la creación, es decir, los textos que sirvan para crear más, creo que es muy necesario para innovar, para presentar otras opciones también.”


“No voy a decir que un buen actor debe tener mucho talento,”
asegura Yamil. “Uno llega con pocos talentos a veces, pero depende qué tanta disciplina tengas para lograrlo; por eso creo que sí debe tener esfuerzo, disciplina y una correcta visión de a dónde quiere llegar; eso es algo que aprendí mucho con uno de mis maestros, Bruno Odar." Por otro lado, mucha gente llega acaso al arte pensando en qué va a ser famoso, pero Yamil afirma que eso sucede en muy pocos casos. “Debes estar preparado no rendirte, porque a veces económicamente las cosas no van bien; por eso, si yo en algún momento soy famoso o popular, sería por añadidura, porque no es que lo haya buscado; a mí me gusta vivir en el arte, porque es un trabajo que es al mismo tiempo creativo, intelectual y de contacto.”

Yamil ha incursionado en la dirección, tanto presencial como virtual, curiosamente en obras del gran dramaturgo peruano Sebastián Salazar Bondy, con Dos viejas van por la calle (2019) y En el cielo no hay petróleo (2020), esta última como lectura dramatizada. “Un buen director de teatro debe tener empatía, es muy importante ponerse en el lugar del otro,” afirma Yamil. “Es importante elegir el elenco y también saber leer e interpretar, es decir, tener una visión más amplia, de la estética, de la parte técnica, de la música.” Yamil se encuentra preparando algunos proyectos desde la virtualidad e incluso, uno presencial. “He sido convocado para la obra Héroes del Pacífico, por el bicentenario, todos los sábados de febrero y marzo, y la haremos en la locación que más me ha gustado: el cementerio Presbítero Maestro, en donde hice Don Juan Tenorio hace muchos años; me encantó el cementerio, me da bastante paz,” finaliza.

Sergio Velarde

19 de enero de 2021

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