martes, 14 de julio de 2020

Crítica: ESPERANDO EL LUNES


Somos reflejos

En primer lugar, quiero felicitar a todo el equipo de producción de Express Teatro Colectivo, por el gran esfuerzo que le han dado al evento. Este complejo y difícil contexto que estamos viviendo no es justificación para no ofrecer productos de calidad. La puesta de Esperando el lunes es una obra del repertorio del Celcit (Argentina) y el autor es Carlos María Alsina. La dirección es de Nany Flores y se trata más que de un montaje clásico, de una lectura dramática. Aunque se debe mecionar que es un reestreno, pues estuvo en temporada el Teatro Ricardo Blume hace un año aproximadamente. 

La puesta es una serie de escenas en las que los protagonistas enfrentan discusiones muy fuertes sobre la existencia. El personaje del viejo lo interpreta Américo Zúñiga y el joven, Manuel Baca Solsol. Al enterarme que es una obra ya publicada, no resistí la tentación de leerla mientras miraba el montaje en mi celular: la lectura en la computadora y el montaje, en el celular, al mismo tiempo, para poder saber qué tan fiel le es a la obra original y el resultado dio muchos frutos. Fue de destacar la interpretación de Zúñiga, pues le dio muchos peruanismos y naturalidad a su personaje del viejo orate. No fue una intepretación literal y eso fue lo más resaltante. El personaje del joven fue un poco más lineal y Baca Solsol mantuvo la misma energía en los diferentes estados de ánimo de su personaje, que era mucho más sucinto y pragmático que el de Zúñiga.

La propuesta es brutalmente interesante, pues es necesario al menos verla y leerla dos veces para entenderla. Los diálogos son confusos, a primera vista, entre un orate que se hace pasar muchas veces por varios personajes y un joven psicólogo que está a la espera de algo. Todo es simbólico, pues ambos son el reflejo del otro en otro tiempo. Es de felicitar al director por esta elección, pues para obras que implican una concentración extra al espectador, son sencillamente geniales.

El formato Zoom implica muchos cambios. Los actores no descuidaron la calidad del vestuario. Sus gestos faciales son claves para que sus dialogos sean convincentes y lo alcanzaron, sobre todo Zúñiga. Creo que un punto que habría ayudado mucho sería una mejor ambientación musical, especialmente en los momentos de mayor tensión, como en la última escena. A veces, el silencio para obras tan complejas como esta, genera una sensación de insatisfacción.

Luego de la lectura dramática, se nos permitió un breve diálogo con los actores y directora. Zúñiga señaló que un punto clave para poder lograr que este montaje salga con tanta naturalidad es la confianza y años de trabajo en equipo que tiene con Baca Solsol. Además, Zúñiga narra que el personaje implicó una construcción singular. Les deseamos muchos éxitos.

Enrique Pacheco
14 de julio de 2020

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