martes, 9 de octubre de 2018

Crítica: BLAS, EL ZORRITO AUDAZ

Un zorrito bailarín

La dramaturga Celeste Viale Yerovi (nieta del periodista y escritor Leonidas Yerovi) y el reconocido actor Alberto Isola fundaron, en el 2005, el proyecto escénico Coladecometa, con el fin de presentar espectáculos teatrales para un público infantil y familiar y, además, promover talleres formativos de teatro. Durante la temporada de setiembre presentaron su último montaje original: “Blas, el zorrito audaz”, el cual formó parte de una trilogía de creación propia de Celeste, que con anterioridad presentara “El zorro audaz” y “El zorro audaz y el ave voraz”. Las actuaciones estuvieron a cargo de Laly Guimarey, Alexandra Barandiarán, Daniela Rodríguez, Lorena Rodríguez, Lucía Rua, Luis Serna y Jhair Meléndez.

Disfrutar cualquier puesta en escena en el Teatro Ricardo Blume siempre es una experiencia única para el espectador, debido a la particular forma de distribución de los asientos y del escenario: de manera circular. El espectador mira la obra desde distintos puntos, de tal manera que uno no pierde la concentración del espectáculo y “Blas, el zorrito audaz” no fue la excepción.

La función empezó con puntualidad: asistimos a la historia de Blas, un zorrito andino que quiere escapar de su realidad, pues desea ser astuto y feroz; sin embargo, su mamá, ocupada en otras actividades, no se lo enseña. Es así que viaja a la selva en búsqueda de otros animales salvajes, que le ayuden a convertirse en lo que quiere. Aquí es donde la historia da un giro radical, pues Blas descubre que se está llevando a cabo el 1er Gran Concurso de Baile, que tiene como premio mayor un viaje directamente a la Selva Espesa y Salvaje (SES), que se convertiría en la gran oportunidad del zorrito para atravesar una verdadera peripecia sin amilanarse. La obra manejó acertadamente un cierto paralelismo dramático con la historia de “Juan sin Miedo” de los hermanos Grimm.

Acerca de los recursos escénicos, fue destacable el uso de máscaras como elementos importantes de los actores; por otro lado, la calidad del vestuario fue muy buena en general y dio la impresión de un gran trabajo de producción. Los actores realizaron un uso activo del escenario, entrando y saliendo por todas partes, cautivando la atención de los niños. Por cierto, el diálogo con el público infantil fue escaso, debido a la gran fluidez del montaje. Un elemento que fue muy resaltante, por parte de los realizadores, estuvo en las escenas musicales, que realmente llegaron a emocionar a los niños y alcanzaron gran calidad y creatividad. En general, se trató de un montaje muy bien trabajado, así como la dramaturgia detrás de la historia del zorro Blas, que llegó a emocionar por la ternura de su personaje principal. Al final de la presentación, Coladecometa invitó a los niños a tomarse fotos con los actores.

“Blas, el zorrito audaz” estuvo en cartelera del 21 al 30 de setiembre, los fines de semana a las 4 pm en el auditorio del Teatro Ricardo Blume en Jesús María.

Enrique Pacheco
9 de octubre de 2018

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