domingo, 17 de junio de 2018

Crítica: CIENCIA-FICCIÓN


La magia de estar en escena

En su segunda semana, el Festival de Creación Escénica Contemporánea Sótano 2 presentó Ciencia-ficción, un trabajo escénico creado por la artista española Cris Blanco, quien se caracteriza por fusionar distintos géneros, incluyendo el error, los trucos que se perciben, la ciencia ficción y lo trash.

Para esta ocasión, el espectáculo reunió elementos diversos y atípicos (una mesa simple, una laptop para proyectar los videos, un órgano pequeño y una guitarra para la música en vivo); no obstante,  la protagonista –Cris Blanco- era la encargada de darle vida a algunas de las infinitas posibilidades que ofrece una puesta en escena. El concepto de esta creación tiene una lectura muy particular, debido a la temática escogida, en este caso: la ciencia, expuesta a partir de una construcción personal –por ejemplo, se describían diversas teorías acerca del universo, con canciones creadas a la medida-; convirtiéndose en un acercamiento a la ciencia desde la perspectiva de la artista.

Ciencia-ficción es una variante interesante y divertida de las típicas puestas en escena; una obra que podría parecer no serlo, porque suceden cosas y nada a la vez; pero transportan al espectador a una nueva forma de experimentar una ficción contemporánea. Ahora bien, la generosidad de Cris sobre el escenario, su naturalidad y espontaneidad, fueron ingredientes igual de importantes para facilitar la comprensión de lo que se observaba y escuchaba.  

Por otra parte, no estoy segura si fue la intención principal, pero este tipo de performance (acción artística) es una forma creativa de presentarse ante el público y crear un vínculo para que este se familiarice con el trabajo del artista.

Un trabajo que, sin duda, tiene el potencial justo para expandirse y superarse (ya que se trata de una creación experimental). Por ejemplo, para no saturar con las proyecciones, estas podrían llegar a ser más teatrales  –con mayores efectos escénicos-; puesto que si bien el público sintonizó con lo que se estaba contando, también es cierto que los videos hacia el final ya no calaban tanto. Un buen acierto fueron las canciones que interpretó Cris Blanco, que supo combinar los cambios en la voz, la interpretación y las letras fuera de serie.

Finalmente, vuelvo a recalcar la importancia de recibir estas propuestas artísticas, con la mente y corazón abiertos, observando sin juzgar, lo que ofrece el ejecutante de la acción. Solo así, estaremos contribuyendo como público a la apertura hacia nuevos rumbos en la escena contemporánea.

Maria Cristina Mory Cárdenas
17 de junio de 2018

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