miércoles, 2 de mayo de 2018

Crítica: LOS CHARCOS SUCIOS DE LA CIUDAD

Los charcos sucios de esta sociedad

La Escuela Nacional Superior de Arte Dramático – ENSAD está presentando Los charcos sucios de la ciudad, de la dramaturga peruana Mariana de Althaus. Esta obra ya ha sido representada con distintos elencos y ha trascendido fronteras. Esta vez, es Haysen Percovich –también actor- quien la dirige.

La trama intenta desvelar las razones del suicidio de Gabriel –interpretado por Flavio Giribaldi- frente a su novia Andrea –rol a cargo de María del Carmen Sirvas- y por si fuera poco, Gabriel ha citado a sus amigos para que sean testigos de su repentina partida. ¿Acaso Gabriel tenía asuntos pendientes con cada uno de ellos? ¿Qué intenta decirles con esta “macabra fiesta de despedida”?

Este montaje representa un viaje de culpas, remordimientos, dudas, rabia y confusión frente a la muerte de un amigo, de un amor. En cuanto al espacio, es cierto que la sala de la ENSAD es pequeña; sin embargo, la armonía y precisión de los detalles –de la escenografía- dejaron de lado ese punto. Ahora bien, los juegos de luces y musicalización permitieron que los flashbacks fueran naturales y pertinentes.

Para un joven elenco, que destaca por la creación de personajes individuales, con aplomo y verdad, en una puesta de esta naturaleza, es importante darle vida al texto con interpretaciones genuinas, que no se sobreactúe. Considero que se logró ver ese aspecto en la ejecución. De otro lado, muy llamativas las intervenciones de Henry Sotomayor –como Juani- así como Emmanuel Caffo –en el papel de “El Insecto”- quienes arrancaron varias risas al público, a pesar de interpretar a los personajes más descarados y cínicos de la historia. A su vez, Sirvas creó un personaje singular, real en todas sus dimensiones. Otra particularidad, significó el vestuario y los looks, los cuales reflejaban claramente las personalidades de los personajes.

Por otra parte, algunos diálogos originales fueron cambiados para darle otro ritmo a la narrativa; no obstante, considero particularmente que rescatar la versión original en la última intervención de Magda, cuando encara y recrimina a Andrea, hubiera sido igual de válido.

Una obra definitivamente bien estructurada y direccionada, no sorprende la acogida del público en sus funciones, de lunes a jueves hasta el 17 de mayo. Es importante mencionar la audacia de la autora para adelantarse a su tiempo (la obra se presentó en el 2001) y crear esta historia; un problema social repetitivo con el pasar del tiempo –crisis de valores, falsas amistades y lealtades frágiles, seres humanos perturbados, incapaces de enfrentar a sus demonios, a sus problemas con valentía- ¿nos suena actual? Sin duda, los charcos sucios de esta sociedad, al parecer no tienen cuando extinguirse. Y el teatro nos lo recuerda, una vez más.

Maria Cristina Mory Cárdenas
2 de mayo de 2018

1 comentario:

henry dijo...
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