miércoles, 31 de mayo de 2017

Crítica: RASTROS

La búsqueda sigue

¿Miedo a la muerte? ¡Uno debe temerle a la vida, no a la muerte!

“Rastros” es un melodrama escénico escrito por Christian Saldívar, dirigido por César Golac y estrenado en el Galpón Espacio. El elenco estuvo conformado por Natalia Bonifaz, Verony Centeno, Bernie Brouyaux, Abel Enríquez y David Huamán. Todo inicia con la música instrumental a cargo de la violinista Mariana Diez Canseco, dando paso así a la historia de Alcides y Gabriela, dos personas que no se conocen, pero que de alguna manera el destino favorecerá, más a una que a la otra. El único vínculo que existe entre ellos será el de sobrellevar el duelo que deja la Muerte. Por un lado, Gabriela le da el último adiós a su padre y por el otro, Alcides encuentra el cuerpo de una mujer tirada en la basura. Ambos, empujados por el dolor y la culpa, recurrirán a indagar en su propio pasado para así poder encontrar las respuestas que estaban buscando.

Tocar temas como la Muerte en el teatro nos entristece, pero es una verdad que no es ajena a nuestra realidad. Pero lo que importa aquí no es el muerto, quienes importan aquí son los vivos, el dolor que causa en los que se quedan, las sensaciones que provoca. Por desgracia debemos de vivir la vida lo mejor que se pueda y cuando al fin nos llegue la hora, debemos de aceptarlo de la mejor manera y con dignidad. Puestas en escenas como la obra “Rastros” te dejan meditando e incluso hace que el ser humano explore dentro de sí y cuestione su existencia sobre la vida.

Es una obra reflexiva, algo dramática y trágica. Hubo una escena en donde sale una de las actrices bailando y de repente hace que nos desconectemos totalmente de la obra, pero al terminar su baile nos vuelve a conectar. Me encantó la propuesta de usar como tema central  la Muerte como despedida y recurrir al Tiempo Ausente: es genial para poder comprender la historia. Se utilizó mucho la proyección de la luz para crear sombras y eso le da el toque místico. La escenografía es agradable y acorde a la temática. El montaje cuenta con música propia y sobre las actuaciones, todos estuvieron geniales. Es una obra que te atrapa e incluso cuenta con un final que no te esperas. Propuestas como estas vale la pena verlas y más aún, el mensaje que nos deja, sobre que la vida es una búsqueda constante, una búsqueda desesperada y desesperanzada: una búsqueda de algo que no sabemos qué es. Hay un deseo profundo de buscar, pero uno no sabe qué busca. Gracias por la función.

María Victoria Pilares
31 de mayo de 2017

Crítica: SUEÑOS DE FO

La doble moral

Sueños de Fuego Teatro de Grupo presentó “Sueños de Fo”, dos obras breves en homenaje al Nobel italiano de Literatura, Darío Fo. Se trata de una puesta en escena resultado de un taller montaje de teatro dirigida por Fredy Monteza, en la Asociación de Artistas Aficionados, con las actuaciones de Emi Gonzales, Joel Cuba, Sans Bryan, Daysi Gonzales, Tiffany Fonseca, Fabrizio Iman, Iris Margot Congora Almonacid, Asana Villafuerte, Miguel Angel Cabrera y Luis Delgado. La temática de ambas obras incluye la comedia, la hipocresía del ser humano, las mentiras, los celos, la ingenuidad y la infidelidad. A partir de estas dos obras, Los pintores no tienen recuerdos y No hay ladrón que por bien no venga, el autor busca que el espectador se burle de la doble moral de la alta sociedad en la que vivimos.

La primera obra gira en torno a una viuda que intenta remodelar su casa de citas, ya que el ambiente donde vive le recuerda a su querido difunto esposo. Es ahí cuando decide contratar a dos tapiceros, pero lo que no sabe la viuda es que estas dos personas que contrató no son tapiceros, sino pintores y por la necesidad de no perder ese trabajo mienten diciendo que sí lo son. Estando ya trabajando los falsos pintores en la casa de citas, surge un accidente que les hará pensar que han matado a un hombre, que en realidad es un maniquí de cera. Al intentar encontrar una solución para que no los descubran, estos ingenuos pintores descubrirán que la viuda no es tan viuda y que el maniquí de cera es su esposo, que por celos ella ha convertido en lo que es. A veces, nada es lo que parece y en el momento menos esperado la verdad siempre sale a la luz.

La otra puesta en escena narra la historia de un peculiar ladrón que entra a robar a una casa adinerada, pero de repente escucha el sonido de la puerta. ¡Oh, sorpresa! Al parecer es el dueño, pero no llega solo y para no ser descubierto el ladrón, se esconde en un reloj antiguo. Mientras las horas siguen pasando, él iba escuchado todo la conversación que tenía el dueño  de la casa con su amante, pero el ladrón tiende a salir de su escondite, porque no aguantaba más los sonidos que hacía aquel reloj. A partir de este momento, se desencadenan una serie de malentendidos, donde el ladrón intentará salvar su vida y a la vez, tratará de convencer a los señores de la casa que digan la verdad. Pero terminará siendo parte de las mentiras de los dueños de la casa y de los amantes.

La escenografía y los vestuarios estaban acorde a la temática. La única sugerencia seria cambiar el maquillaje que usaron para pintar los bigotes de los actores, ya que empezó a escurrirse, manchando así sus caras y no fue nada agradable. Por otro lado, se debe tratar de no atropellar los diálogos entre compañeros. Por lo demás,  me encantó. Quiero hacer mención de que “no cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado”. Ver el desenvolvimiento de estos jóvenes principiantes en la puesta en escena fue muy gratificante, van por buen camino y espero volverlos a ver nuevamente en las tablas. Gracias por la función.

María Victoria Pilares
31 de mayo de 2017

Crítica: TU MADRE, LA CONCHO

Porque lo digo yo

Aunque los años pasen, siempre los hijos serán los bebés de mamá. Guste a quien le guste. “Tu madre, la Concho”, comedia costumbrista peruana escrita por Angelo Condemarín y dirigida por Paola Vicente, es una obra fresca, divertida y dinámica que te atrapará de inicio a fin. Cuenta con las actuaciones de Claudia Dammert, Sonia Seminario, Claudio Calmet y Lia Camilo; y la temporada va hasta el 11 de junio en el Teatro Centro Cultural Ricardo Palma. Nuestro personaje principal será nuestra amada Concha, una madre amorosa pero demasiado controladora y protectora. 

La obra comienza con las dudas de Concho, al enterarse de que su hijo Mariano tendrá que viajar. Es así que junto a su madre, la abuela Clementina, y la ayuda de su hija Catalina, buscarán la manera de persuadir a Mariano para que este desista de la idea de viajar con la única finalidad de que su hijo se quede a su lado. Lo curioso de esta obra es que el hijo intenta escapar, no de su casa sino de su madre, abuela y hermana que viven con él, ya que siente que es tiempo de independizarse. Pero no puede, porque se siente condicionado por la mujer que le dio la vida.

“Tu madre, la Concho” es una puesta reflexiva, donde se nos enseña que la soledad no debe ser motivo para impedir que un hijo llegue tan lejos como pueda hacerlo; refleja además, un amor maternal tierno pero a la vez toxico; y deja un mensaje a los padres para que dejen crecer a sus hijos y que estos asuman su propia vida. Se trata de un montaje bien trabajado que cuenta con un gran elenco. Por otro lado, me asombra el talento innato de estas dos grandes actrices que son Claudia Dammert y Sonia Seminario, ya que a pesar de su mayoría de edad siempre nos sorprenden y nos dejan con ganas de más. La conexión que hay entre todos los actores es genial:  uno no para de reír y también de llorar en algunas escenas.

Me sentí identificada con el papel de Catalina, la hermanita molestosa y metiche, que en vez de ayudar a su hermano lo ponía en aprietos. Sentí lastima por el personaje de Mariano y la impotencia que sentía por no mantenerse firme al tomar su decisión. También odié a su madre, pero entendí que por más amor que Concho decía tener hacia él, solo lo convertía en un parasito. Aunque no lo creamos hoy en día, hay muchos padres que luchan para que sus hijos ya mayores de edad se vayan de casa y se independicen. Espero que esta obra les sirva como reflexión para aquellas personas que les gusta vivir a cuestas de sus padres: dejen de hacerlo y entiendan que a cierta edad, los padres necesitan que sus hijos mayores cuiden de ellos y no viceversa.

Solo me queda agradecer por esta historia tan edificante y brillante, la cual disfruté mucho.

María Victoria Pilares
31 de mayo de 2017

domingo, 21 de mayo de 2017

Crítica: ¿QUÉ TIENE MIGUEL?


Estrafalarias taras de nuestra sociedad

A casi un mes de terminada la temporada de ¿Qué tiene Miguel?, pieza ganadora del segundo puesto en la tercera edición del Concurso Nacional de Dramaturgia del Ministerio de Cultura, escrita por César Vera y dirigida por Fito Bustamante, vale la pena complementar las lúcidas apreciaciones de algunos colegas en redes. Como por ejemplo la de Diego Zubiaga, quien reconoce que "se trata de una propuesta arriesgada, ya que no estamos frente a una obra convencional para nada"; o la de Piero Miovich, quien afirma que "aunque tiene muchas debilidades, esta obra es importante para el teatro nacional". Si bien es cierto existe el consenso que no se trata de una puesta en escena infalible (¿cuál lo es?), sí que tiene ciertos curiosos detalles que la convierten por lo menos, en un espectáculo interesante y recomendable, acaso por la manera descabellada e hilarante de mostrarnos una realidad peruana tan nociva como recurrente: el racismo.

A estas alturas, la trama ya es conocida: el joven Miguel Rimachi (a quien pueden “ubicar” en redes, producto de una atípica campaña de promoción virtual), interpretado por el propio Vera, comunica a su disfuncional familia que se ha convertido en un “cholo”; otras lecturas sugieren que siempre lo ha sido y recién lo descubre, o que aspira a serlo a partir de ese momento. Sea como fuere, la familia de Miguel colapsa ante semejante revelación, en una notable analogía con las salidas del “clóset” de la homosexualidad. No es casual que la única aceptación que reciba por parte de la familia venga del padre travesti. El escándalo que sienten la madre y la abuela refleja de manera precisa nuestra ridícula idiosincrasia y el miedo al qué dirán; como también lo es el comportamiento de la joven empleada, impertinente y desfachatada, barriendo y limpiando mientras se percata de todo el drama.

Existe un consenso sobre el cambio de registro que tiene el segundo acto de ¿Qué tiene Miguel?, así como acaso lo tuvo, salvando las distancias, La dieta eterna (2015). El autodescubrimiento de la “choledad” de Miguel, disparador de la tragedia y vergüenza familiar, es cambiado por una especie de reencarnación de índole religiosa en el muchacho, con todo y aparición del sacerdote de rigor. La situación se invierte: la familia ahora se convierte en el centro de atención y veneración de la comunidad, evidentemente para su propio beneficio, especialmente el de la madre. No le falta razón a Zubiaga cuando afirma que esta parte de la obra signifique “un retrato de la hipocresía y doble moral de nuestra sociedad”. Cierra la puesta el inesperado descubrimiento de la pareja embarazada de Miguel, que agrega otra problemática muy actual a la mezcla.

Si bien Miovich afirma que ¿Qué tiene Miguel? “no es armónica, es exagerada y desenfadada, no atiende a la verosimilitud, y utiliza lo fantástico de modo estrafalario”, sí es cierto que Vera y Bustamante consiguen una puesta en escena que se deja ver, con algunos momentos memorables y ciertos personajes bien bosquejados, aprovechando ajustadamente con proyecciones el ecran del Centro Cultural Ricardo Palma. Destacar en el elenco a la siempre efectiva Trilce Cavero, a la divertida Carolay Rodríguez y al bienvenido regreso a las tablas de Raúl Durand. ¿Qué tiene Miguel? ha traído consigo una saludable polémica, como toda obra de arte que se precie de serlo (¿cuál no lo es?). Dejando de lado subjetividades, se trata de una propuesta honesta que busca poner en el tapete, a su estrambótica manera, lastres como la injusticia, la doble moral y la discriminación a todo nivel, que tanto daño le hace a nuestra sociedad.

Sergio Velarde
21 de mayo de 2017

sábado, 20 de mayo de 2017

Crítica: COMO SI FUERA ESTA NOCHE

Violencia que podemos evitar

Estrenada discretamente en el 2012 en el íntimo espacio que ofrecía el restaurante Patagonia, la pieza más conocida de la autora española Gracia Morales, Como si fuera esta noche, fue una oportuna puesta en escena llena de dolor y ternura que sirvió para el lucimiento del trabajo de sus dos actrices protagonistas, bajo la dirección de Diana Hurtado. Repuesta este año en el Teatro Racional, la obra lució aún más sus atractivos, gracias a las posibilidades espaciales y estéticas con las que contó ahora el nuevo director Manuel Conde, a través de la conmovedora historia de una madre y su hija, quienes desarrollan sus acciones por separado y en paralelo, pero cada una en su propio tiempo aunque compartiendo la misma edad, en medio de un atroz feminicidio.

Morales, conocida por crear textos con atmósferas mágicas y líricas, así como por abrazar temáticas como la memoria y la denuncia social, nos presenta el imposible encuentro de Mercedes (la madre) con Clara (su hija). La primera, asesinada cruelmente por su violento marido; y la segunda, a punto de repetir la misma historia como un círculo vicioso. Las líneas temporales se van juntando hábilmente, hasta que ambas logran entablar una sentida conversación, recordando anécdotas del pasado e inventando otras que nunca se darán en la realidad. Conde logra un equilibrio entre el genuino afecto que destila esta relación madre-hija, y la angustia de no poder detener el tiempo para cambiar la historia.

El trabajo de las actrices es destacable: Katya Castro (a quien vimos en puestas tan diversas como La noche de los asesinos o El secreto de la papa) y Vanessa De la Torre (de Esquina peligrosa) consiguen mucha química y verdad en escena. La productora Camisa de Fuerza (que nos regalara el año pasado la notable Escenas en casa de Vasili Beseménov) vuelve a explorar las relaciones entre las diferentes brechas generacionales, consiguiendo con Como si fuera esta noche un sentido drama que con mucha pertinencia sensibiliza y alerta sobre una seria problemática, trágicamente actual en una sociedad tan machista y violenta como la nuestra.

Sergio Velarde
20 de mayo de 2017

jueves, 18 de mayo de 2017

Crítica: EL ZOOLÓGICO DE CRISTAL

Cuando la vida es tan frágil como el cristal

Hace unos días fui al ICPNA de Miraflores a ver “El zoológico de cristal” de Tennessee Williams, una joya de la dramaturgia mundial que no necesita presentación, y que es una de esas obras a las que ya se les puede llamar “clásicas”, y que son muy necesarias en la cartelera limeña. No porque lo que se presente normalmente en Lima sea malo, en lo absoluto, sino porque siempre es bueno tener la opción de poder ver a esos autores, como Williams, que tanto han influido en los dramaturgos de hoy en día.

Los encargados de hacer realidad esta difícil empresa han sido Joaquín Vargas, conocido director y creativo de teatro y televisión, y la productora Vargas Navarro Producciones (quienes, simultáneamente, están presentando la aclamada obra “Piaf” en el teatro Marsano), y el resultado no puede ser mejor.

Quizás el mayor acierto de la obra radique en la elección del elenco, el cual cumple de gran manera con sus personajes, los cuales se desplazan por una línea que los lleva por diferentes estados y emociones, incluso, por momentos, como caricaturescos, pero sin dejar de totalmente humanos en ningún momento.

El talentoso Martín Velásquez (a quién ya disfrutamos en Zapping, el año pasado), es Tom Wingfield, personaje que hace del narrador y que es quien nos sumerge en esta historia en donde hay una persona que se siente con el poder de manejar, disponer y controlar la vida de  los demás: Amanda Wingfield, la matriarca de la casa, brillantemente interpretada por Mónica Domínguez. Después tenemos a Mónica Ross y a Francisco Cabrera, y si bien sus performances son menos vistosas, no por eso desentonan, incluso, en mi opinión, el momento en que la actuación de Mónica Ross se vuelve más conmovedora y verosímil es justamente cuando interactúa con Cabrera.

El montaje es prolijo, muy bien cuidado, y se nota la mano del director en que ha dispuesto el montaje, de tal forma, que sea imposible que Mónica Domínguez no se luzca. Sólo hubo un detalle que llamó la atención, y es que al iniciar la obra, la convención que se propone es que los actores toman desayuno con utensilios y comida imaginaria, pero luego, en el segundo acto, en una cena, todo se vuelve real. Creo que hubiera sido mejor que sigan con la convención propuesta, sea cual fuere, pero solo con una.

Bueno, quedan tres fines de semana para poder disfrutar de esta excelente obra, la cual nos muestra que la vida puede ser cualquier cosa que nosotros creamos que es: una cárcel, un lugar de frustración o un lugar para explorar y luchar por la felicidad. Sea como sea, en nuestro convencimiento de lo que somos nosotros mismos, radicará nuestro destino.

Daniel Fernández
18 de mayo de 2017

jueves, 11 de mayo de 2017

Crítica: BECA Y EVA DICEN QUE SE QUIEREN

La nueva ola del amor

“El amor sin pecado es como el huevo sin sal”

La comunidad lésbica se hace presente, gracias a Palpita Teatro y el MALI – Museo de Arte de Lima, que presentan la premiada obra Beca y Eva dicen que se quieren, ganadora del V Certamen Teatral Leopoldo Alas Mínguez para textos teatrales LGTB en 2011 del dramaturgo Juan Luis Mira, bajo la dirección de Manuel Trujillo, la dirección adjunta de Leticia Narvarte y las actuaciones de Nazaret Ortiz y Priscila Arévalo. La trama nace de una experiencia personal, en donde el autor se inspiró en la historia de amor de sus dos estudiantes.

La historia de Eva y Beca, dos estudiantes de secundaria de 17 años, inicia con la llegada de la segunda a su nuevo colegio. A la hora del break, ella observa a Eva y esta última se le acerca para romper el hielo. Beca le ofrece de la manzana que estaba comiendo para entablar una amistad. Entre ellas surgieron miradas, risas, coqueteos y preguntas. Ambas sentirán una conexión que se volverá amor, y si bien las dos están seguras de lo que sienten la una por la otra, a veces Beca piensa que no es necesario que los demás sepan de su relación. Pero por exigencia de Eva, Beca se dejará convencer para que todos se enteren de su romance.

Eva y Beca dicen que se quieren es una historia real, directa, sincera y divertida, con un lenguaje muy coloquial. Es la típica historia de amor, pero esta vez sin príncipe y sin final feliz, ya que las dos protagonistas son mujeres. Me encantó la naturalidad con la que se desenvolvían las actrices, a pesar de ser las únicas en la puesta de escena, ya que por momentos tomaban otros papeles para que la historia sea más entendible. Se notó la química entre ambas. La música y las escenas, así como el cambio de vestuario estaban acorde con la propuesta. También hubo fluidez en los diálogos e incluso algunos pensamientos fueron profundos y reflexivos.

A través de esta obra se intenta llegar a la sociedad con un toque de sutileza, tocando el tema de la homosexualidad, para que muchos no se sientan aludidos, “si bien es cierto, no podemos tapar el sol con un solo dedo”. Creo que la mayoría de los espectadores se habrá hecho la misma pregunta que me hice yo: ¿Porque siempre los finales de la mayoría de las obras son predecibles? En especial, los finales de amor siempre terminan mal, pero el mensaje que nos deja la obra es que la vida sigue. Y que entendamos que “la vida no es lo que te pase, sino con quién te pase”. Gracias por la función.

María Victoria Pilares
11 de mayo de 2017

domingo, 7 de mayo de 2017

Crítica: HOTEL ALKAR

Cierra los ojos, y desaparecerá

"No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor." Alejandro Dumas

Hotel Alkar es una micro-obra mexicana, escrita por Juan Manuel Labarthe (ganadora como mejor obra en Microteatro México) bajo la dirección de Sebastián Eddowes, con las actuaciones de Sylvia Majo y Jesús Oro. Cuenta con un pequeño texto dramático y se presenta en la temporada Por Locura en la Sala 3 de Micro teatro, los jueves, viernes, sábados y domingos en función estelar, hasta el 21 de mayo a partir de las 8:00 pm (domingos 7:00 pm).

Hoy en día se escucha cada vez más del microteatro y es porque vino para quedarse. La temática es simple: son micro-obras con un máximo de 15 minutos de duración, para solo 15 personas, que cuentan con espacios pequeños pero acogedores, donde el espectador se siente dentro de la obra. La puesta en escena inicia con la aparición de Carlos, un huésped alterado que baja a la recepción del hotel para pedir ayuda, porque escuchó unos disparos y quiere saber qué es lo que está ocurriendo. Pero grande será la sorpresa que se llevará al ser ignorado por Ileana, la recepcionista del hotel, ya que esta le indicará que la deje trabajar. Es así como se dará el desenlace entre estos dos personajes, pues por insistencia de Carlos, este se enterará de cosas que quizás nunca debió preguntar. Ileana intentará persuadirlo y hacerle dudar de lo que él cree, llevándolo así a entrar en un miedo a lo desconocido, o aquello que no podemos o no queremos entender.

Es una obra inquietante, que tiene toques de misterioso, terror y humor negro. Me atrevo a decir que el escritor tomó como referencia la película El resplandor, dirigida por Stanley Kubrick,ya que el final tiene una gran similitud: es algo retorcido y es ese misterio el que lo hace especial. Es un excelente texto lleno de suspenso, con buen trabajo corporal, buena iluminación. En general, fue buena la escenografía, ya que daba un ambiente tétrico y es lo que se requería. Por otro lado, sentí que las vestimentas del personaje de Ileana no coincidían con la temática del hotel, ya que daba la sensación que su personaje sería otro. Faltó naturalidad en la voz del personaje de Carlos. Me hubiese gustado que la obra durara un poco más, para así descubrir otros secretos del hotel Alkar, pero así es el microteatro. Gracias por la función.

María Victoria Pilares
7 de mayo de 2017

martes, 2 de mayo de 2017

Crítica: FINANCIAMIENTO DESAPROBADO

Lo que no nos mata nos hace más fuerte

Otro/Colectivo Teatro y el Museo de Arte de Lima – MALI presentaron Financiamiento Desaprobado, obra escrita por Tirso Causillas y dirigida por Nani Pease, ganadora del festival Sala de Parto 2014 y que contó con las actuaciones de Carlos Victoria, Tirso Causillas, Lilian Nieto, Sylvia Majo, Sammy Zamalloa y Emmanuel Caffo, presentada del 10 de marzo al 10 de abril 2017.

"Financiamiento desaprobado" es una excelente obra con un toque de tristeza, que te hará pensar sobre lo que tienes y de lo que puedes perder, ya que nadie está libre de nada. La puesta en escena es muy realista, busca sensibilizar a los espectadores a tener tino con las personas que sufren cualquier enfermedad. La historia narra la vida de Julián, un joven que descuida casi toda su vida por cuidar a su padre, que sufre de la enfermedad de Alzheimer. Un día, mientras dormía Julián, su padre sale de casa y nunca más vuelve. Al darse cuenta Julián que su padre no está, irá a buscarlo sin saber que será la última vez que lo volverá a ver.

 Cuando su tía se entera de la desaparición de su hermano, sin catalogar la situación, juzgará a su sobrino. También podremos ver que, en medio del dolor de Julián, surgirán personas que solo intentarán sacar provecho de la desaparición de su padre. Para el intermedio de la obra, encajó muy bien la canción "Si me dejas ahora" de José José. También se puede apreciar la música original del Loko Pérez. Por su parte, la escenografía que se usó fue minimalista y agradable.

Mis respetos a todo el elenco por esta grandiosa obra. Desde mi punto de vista, quedé muy satisfecha con esta gran función. En especial, quiero agradecer a los actores principales por mostrarnos una realidad que quizás muchas personas desconocen, sobre cómo es lidiar y vivir el día a día con un familiar enfermo y sentirse inútil al no poder ayudarlo. Comparto el sentimiento de Julián, porque sé qué es lo que significa cargar un peso tan grande y la satisfacción de saber que se hizo todo lo que pudo, pero a veces eso no es suficiente para los ojos de las personas que te rodean. El mensaje que nos brinda esta obra es el de valorar, amar y querer a las personas que tenemos cerca. A veces la vida da un giro de 360 grados y se puede acabar en un minuto. Retroceder el tiempo es inútil, cuando ya todo está hecho. Nada traemos y nada nos llevamos, solo somos un pasajero más en esta vida.

María Victoria Pilares
2 de mayo de 2017

Crítica: LOS PUTATIVOS

Tormentos en una noche

"La gran ventaja de los hoteles es que son un refugio perfecto para los amantes.”

El Teatro Auditorio de Miraflores presentó por una corta temporada (del 20 y 27 de abril), la comedia del dramaturgo Hugo Daniel Marcos “Los Putativos”, dirigida por Rainer Albinagorta y con la producción de Ítalo Gómez. Todo transcurre en el hotel “La libélula encantada”, un lugar muy particular donde cada huésped se llevará más de una sorpresa. En esta puesta en escena participan dieciocho personajes, que entre confusiones, engaños y mentiras, harán reír a más de uno a carcajadas. La temática de esta obra es la utilización de palabras en doble sentido, los malos entendidos, algunos chistes un poco subidos de tono, la ingenuidad y la picardía.

La historia Inicia con los enredos provocados por la herencia de dos herederos que no se conocen, un mafioso, una parejita de recién casados, la mucama, las tías de la tercera edad, el conserje, el abogado, el botones y otros personajes más, que te darán la bienvenida al hotel“La libélula encantada”. La puesta tiene una duración de hora y media, con una escenografía sencilla: un salón que hacía de recepción y que al mismo tiempo contaba con divisiones individuales para el disfrute de cada parroquiano que iba de visita a este gran hotel.

Los elementos en la obra estaban bien posicionados para que los actores se desenvuelvan con mucha facilidad. Los vestuarios estaban acordes a cada personaje que representaban. El inicio fue bueno, porque captó la atención del espectador, pero a medida que se iba desenredando la trama pierde interés. Me parece que para esta obra contaron con demasiados actores, faltó naturalidad en algunos; por ratos, el ambiente se sentía muy denso. Mi sugerencia sería que  cambiaran el morbo por un humor más fino y más elegante. Se nota la voluntad y decisión por parte del elenco: quiero decirles que todo esfuerzo y perseverancia trae éxito. Gracias por la función.

El elenco estuvo conformado por un actor de gran trayectoria como Raúl Beryón, al lado de Renatto Argüelles, Jano Dantas, Rainer Albinagorta, Moisés Dávila, Mescal Ibarra, César Chocano, Liliana Mujica, Mirella Mau, Janice Tello, Víctor Flores, Jasmine Soria, Alberto Cortez, Amyla Pelayza, Cindy Cárdenas, Yesica Luz, Lucho Cárdenas y Valeria Távara.

María Victoria Pilares
2 de mayo de 2017

lunes, 1 de mayo de 2017

Crítica: MACBET

Ambiciones en tiempos modernos

Continuando con las celebraciones por el magistral legado de Shakespeare, llega la Tragedia de Macbeth (1606) a nuestra cartelera teatral, pero nada menos que en una versión libre adaptada a nuestra realidad latinoamericana. Más allá de las discusiones sobre si la pieza es enteramente de la autoría del Bardo Inglés o si, debido a su corta extensión, no es más que un resumen de la obra original, Macbeth sí que retrata profunda y certeramente la ambición política y sus fatales consecuencias. En medio de brujería, profecías y visiones del más allá, asistimos al desmoronamiento psicológico de Macbeth y su esposa, debido a los crímenes que cometieron ambos por su insaciable sed de poder. El mayor mérito de la contextualización en tiempos modernos para este Macbet (sin “h”), a cargo de Vanessa Vizcarra (buena dramaturga, excelente directora y mejor actriz) en el Teatro de la Universidad del Pacífico, sea acaso el hecho que nunca luzca forzada en escena y sin perder el espíritu del original.

El detalle de la “h” resulta curioso: como es una letra “muda”, acaso este Macbet busque desechar cualquier detalle superfluo que distraiga de la historia central; o acaso solo sea una referencia a que el presente drama está ubicado lejos de tierras de habla inglesa, ya que la “h” sí suena en extranjerismos. Sea como fuere, lo que más llama la atención de este espectáculo es el soporte multimedia del que hace uso la directora (utilizado con cierta discreción en Creoenunsolodios en el mismo escenario el año pasado), que tiene aquí una importancia vital para el desarrollo de las acciones. Notables las escenas con transmisiones de video en vivo y en directo, como en el noticiero; sin embargo, otras secuencias similares, con los actores interactuando con grabaciones realizadas con anterioridad, deben pulirse para surtir el mismo efecto.

Novedosa la analogía de las Brujas del original con aquella guapa presentadora de noticias interpretada por Denise Arregui, revelando el complejo y vital rol de la prensa en nuestra sociedad. El relato de ambición y traición política llega claro y contundente, sin tropiezos. Para lograr esta excelente puesta en escena, Vizcarra se apoya en un grupo de sólidos actores capaces de interpretar con versatilidad los diferentes roles del drama: Arregui, Rómulo Assereto, Alejandro Córdova, Leslie Guillén, Marcello Rivera, Renato Rueda y Mariajosé Vega están intachables en sus respectivos cometidos. Macbet comprueba, una vez más, la maestría de la producción literaria de Shakespeare, su total pertinencia en nuestros días y la imprescindible revisión periódica de ciertos textos clásicos que nos desnuden la cruda naturaleza humana y su necesaria reflexión posterior.

Sergio Velarde
1° de mayo de 2017