sábado, 15 de abril de 2017

Crítica: PENÚLTIMA COMEDIA INGLESA

Siempre engañan las apariencias

Los juegos de roles siempre han estado presentes en el teatro, desde Las criadas (Jean Genet, 1947), en donde las hermanas Claire y Solange asumen el personaje de la señora para la que trabajan; hasta Cuento del hombre que vendía globos (Gregor Díaz, 1975), en el que dos mendigos fingen ser aristócratas para burlar a la castrante autoridad, por citar dos ejemplos. Pues bien, orientados hacia la comedia mezclada con perversión sexual, estos juegos son los grandes protagonistas en Penúltima comedia inglesa (Marco Antonio de la Parra, 2013) estrenada como parte del Festival Directores en Acción del Centro de Formación Teatral Aranwa el año pasado y reestrenada posteriormente en el Club de Teatro de Lima, siempre con la dirección del novel Sergio Anchiraico.

Presentada en teatro circular, Penúltima comedia inglesa no deja adivinar su sinopsis con facilidad. Inicia con Carlos (el señor de la casa) intentando seducir a Rita (la criada). Sin embargo, a los pocos minutos los roles cambian: es ahora Irma (la señora de la casa) la que coquetea con Jaime (el mayordomo). Pero luego nos enteramos que toda esta situación no es más que una nueva farsa. Entonces, la única verdad que podemos inferir a manera de sinopsis, por las palabras que ellos mismos dicen y como señala en su reflexión Piero Miovich, es que una mujer y un hombre, en continuo juego sexual de roles de amos y sirvientes, conviven en una aislada mansión en Inglaterra, en medio de un estado de emergencia y caos, con mendigos acechando en las calles y personas que, por alguna extraña razón, se encuentran en el  sótano.

El montaje enreda adrede al espectador, en medio de paranoia, tortura y fetichismo, mientras que cada uno de los personajes busca tener el control de la situación. Pero Anchiraico además, hace hincapié en la crítica que señala el también autor de El continente negro (1994) hacia la clase alta y sus ridículos comportamientos y caprichos, así como a las apariencias que deben seguirse para ocultar la propia decadencia, como cuando Ella y Él buscan excusas para no ser vistos al salir para buscar provisiones. Bien Paco Caparó, diferenciando sus personajes con mucha precisión; y muy bien Ursula Kellenberger, llevando siempre al límite su trabajo interpretativo. Notable el detalle de las marcas en la pared al final, para enterarnos que la representación que acabamos de presenciar no fue (ni acaso será) la última. Producida por Idea Original, Penúltima comedia inglesa maneja diestramente su contenido cruel y erótico, regalándonos un entretenido espectáculo que podría aparentar ser meramente superficial, pero que es en realidad una dura crítica hacia nuestra risible idiosincrasia.

Sergio Velarde
15 de abril de 2017

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