sábado, 30 de julio de 2016

Crítica #393: JOSÉ AURELIO RUMBO A FRANCIA

Fiebre mundialista noventera   

José Aurelio rumbo a Francia de Esteban Philipps, última pieza seleccionada del primer Festival de Nueva Dramaturgia Peruana Sala de Parto del 2013, se estrenó (por fin) en el Teatro Racional de Barranco, con la producción de Pegasito Teatro. Se trata de una interesante propuesta dramatúrgica, que recoge los últimos años de la década de los noventa en nuestro país, mientras asistimos a dos eventos muy diferentes pero igualmente importantes: la tan ansiada clasificación de Perú al Mundial Francia 98 y el final de la guerra contra el terrorismo durante la dictadura fujimorista. Philips, quien se encarga también de dirigir su propio texto, consigue engranar estos dos aspectos hábilmente en escena, a través de un excelente montaje con una fuerte carga brechtiana.

José Aurelio es un niño de 10 años, que representa al peruano promedio: fanático de un deporte que vio mejores épocas en décadas pasadas, pero que siempre deja un resquicio para la esperanza. Con una familia disfuncional (padre periodista ausente por la guerra interna y madre en constante crisis nerviosa), el muchacho le pide ayuda al mismísimo Jesús para que Perú clasifique. Y este efectivamente aparece, para sorpresa del muchacho, quien no dudará en hacer lo que le pida con tal de ver triunfar a su selección. Se trata pues, de una notable amalgama de temas tan nuestros como el deporte rey, la religión católica y la coyuntura política de los años noventa, en una trama que deslumbra por lo sencilla que es y además, por la manera tan práctica en la que es ejecutada. Sin los artificios de puestas en escena como la inolvidable Vladimir, el montaje de Philipps transmite indudablemente el estilo de vida noventero, valiéndose del dinámico trabajo actoral.

Los competentes Martín Martínez (de Bolognesi en Arica), María del Carmen Sirvas (de Jardín de colores) y Paris Pesantes se turnan los seis personajes que intervienen en la pieza con mucha soltura, utilizando para cada uno contados accesorios (un chal, una gorra, unos lentes); si bien es cierto, no parece haber un especial cuidado por la caracterización gestual y vocal por parte de los intérpretes, este detalle no constituye obstáculo alguno para que su director desarrolle la trama fluidamente. José Aurelio rumbo a Francia es un destacable trabajo artístico de Esteban Philipps; no supera a lo mejor de la primera edición de Sala de Parto (acaso La cautiva de Luis Alberto León y Salir de Daniel Amaru Silva lo sean), pero sí se alza como una de las puestas en escena más sentidas y logradas en lo que va del año.

Sergio Velarde
30 de julio de 2016

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