viernes, 13 de febrero de 2015

Entrevista: DANIEL DILLON

“El director puede tener las cosas claras, pero va a dejar que la misma obra se las diga.”

Ganador del premio Sara Joffré a la mejor obra de teatro peruana estrenada en el 2014 para La Tercera Persona, Daniel Dillon recuerda así a nuestra entrañable Sara. “Ella es una de las mujeres más importantes del teatro peruano, gestora de personalidades y dramaturgos muy importantes como yo (risas).” Daniel recuerda que fue ella quien lo convirtió en dramaturgo, insistiéndole para presentarse a un concurso en el Centro Cultural La Noche en el 2003. “La obra se llama Quijote y con ella obtuve el segundo puesto. El primero lo ganó Gonzalo Rodríguez Risco con La manzana prohibida, una obra muy bien escrita", recuerda.

¿Existirá para Daniel el tan mentado boom de la dramaturgia peruana? “Espero sea un  boom”, reflexiona. “Sí creo que hay más espacio de crecimiento, hay varios intentos de promover el escribir para teatro, como en los diferentes concursos en la Plaza o en el Vivero de Alonso Alegría y otros independientes también, por supuesto. Eso ha generado que los jóvenes escriban más teatro y eso es siempre es mejor. Puede sonar a boom porque no había ruido antes, éramos un tanto desconocidos y pocos.” Daniel está de acuerdo con los concursos de dramaturgia en el medio, pues incentivan a que la gente escriba. "Sobre la autenticidad, no creo que se trata del tema, así se escriba una obra de un tema extrasensorial no por eso deja de ser un texto propio de su autor, si el escritor es peruano estará hablando de su realidad peruana y pertenecerá a la dramaturgia peruana. Lo auténtico empieza por la honestidad, aceptar corregir tu texto las veces que tengas que hacerlo porque puedes entenderlo mejor, por ejemplo."

El hecho escénico

Una de las cualidades que mostró el estreno de La Tercera Persona en la Sala ENSAD fue su cuidado diseño artístico. “Es importante que la gente que trabaja contigo sea profesional. Profesional en el sentido de que ame su trabajo y sea artista, que tengan y busquen siempre una intención o  sentido artístico en su propuesta, como los que me acompañaron en la puesta: Ricardo Delgado en la escenografía, Raúl Jardín en la composición musical, Carla Montalvo en el vestuario; todos tienen experiencia y les interesa el  espacio creativo.” Para Daniel, se necesita dejar que las personas adecuadas hagan su trabajo y puedan superar lo que imagines como director.

“Un buen actor de teatro debe ser sensible, debe tener interés por una amplia cultura vivencial, así tal vez consigue una mejor comprensión de la naturaleza humana…” Reconoce que existen algunos que tienen más condiciones que otros, es decir, más talento. “Pero creo que el talento no es una cualidad congelada sino en constante transformación y que va de la mano con la intuición creadora: el talento ayuda pero no determina si no cambia y se desarrolla. De hecho al talento es una herramienta, como la vocación, la sensibilidad, la presencia física. Pero si no desarrollan esos talentos preparándose constantemente, a veces a pesar de toda oposición, se debilitarán.”

Por otra parte, un buen director de teatro debe “reconocerse en su realidad, tiene que ubicarse en su entorno y debe tender un puente entre su arte y su vida. Un buen director debe entender lo que va a hacer aunque no sepa bien cómo.” Daniel considera además que "el actor y el director deben ser hambrientos insaciables de teatro”, explica. “Un director puede y debe saber de teorías teatrales, tener un vasto conocimiento artístico, pero sobretodo debe apasionarle probar nuevas formas. Podría decirse con excesiva simpleza que es como preparar una torta de chocolate y luego, aprender a hacerla bien para luego aprender hacer una de fresa y otra de otro sabor hasta que un día después pueda inventar su propia torta siempre”.

“Creo que un director debe estar dispuesto a entender de nuevo todo el montaje, cuando inician los ensayos”, menciona Daniel. “Él puede tener muy claras las cosas, pero va a dejar que la misma obra se lo diga.” En La Tercera Persona, escrita y dirigida por él mismo, no veía el montaje al momento de escribir. “Ves las sombras de tus personajes, es que estás invocando a los espíritus, mas no a las formas, todo queda a un nivel de pensamiento al escribir. Ya cuando diriges, lo haces a un nivel escénico, ya es otro lenguaje.” Afirma que el montaje final no lo imaginó, pero sí lo sentía propio cuando escuchaba los textos. “La forma la encontré de nuevo con el montaje, con los intérpretes. Como director, abres las puertas a lo que te da el conjunto.”

Sus maestros y sus proyectos

A pesar de su formación inicial como actor, Daniel dejó la actuación hace ya 10 años por decisión propia. “Hago cosas pequeñitas, como aparecer en cortometrajes (como en Ocaso de Cristian Cancho Llamocca, junto a Sara Joffré). Debo confesar que pierdo un poco la cordura cuando enfrento un personaje y descuido prioridades. Al dirigir me siento mucho más cómodo, sin tener que ser absolutamente racional.” Recuerda que una de las primeras obras que dirigió, Escorial de Michel de Ghelderode, fue elogiada por Sara en una de sus críticas. “Era una obra rarísima y densa, tenía de personajes a un rey su bufón. Yo era bastante joven y Sara la consideró buena puesta en escena”, recuerda con nostalgia.

Acerca de sus maestros, Daniel considera que tuvo muchos y muy buenos. Si bien nació en Chimbote, sus primeros estudios fueron en la Escuela Superior de Arte Dramático de Trujillo. “Allá tuve excelentes maestros como Fernando Basilio, Marco Ledesma y Giorgio Michi. Aquí en Lima, me preparé como actor con José Carlos Urteaga, que tenía toda la onda de la corporalidad, de Magia y Cuatrotablas. En dramaturgia y dirección, tuve a Alonso Alegría, Sergio Arrau y Sara Joffré. Arrau me dio la oportunidad de dirigir en su curso de dirección; José Enrique Mavila, que era en ese entonces el director de la Ensad me permitió presentar mi montaje en las Bodas de Oro de la ENSAD en el ICPNA de Miraflores.” Otro importante apoyo en dirección fue el taller y encuentro con el profesor de interpretación búlgaro Chavdar Krestev.

Uno de los proyectos de Daniel para este año es el estreno de Exiliados, un drama escrito por James Joyce en la Sala ENSAD. “Trata el aspecto filosófico del amor y la relación de pareja. Quiero traerla a estos tiempos y hacer una cosa sobria, quedarme con el discurso esencial del texto, que aún deberé encontrar…”, concluye.

Sergio Velarde
13 de febrero de 2015

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