martes, 24 de junio de 2014

Crítica: LA TERCERA PERSONA

Incursión en la mente de un escritor. 

Los últimos montajes de Daniel Dillon, escritos y dirigidos por él mismo, han generado nuevas e innovadores maneras de hacer teatro. Desde una dramaturgia completamente ajena a cualquier remanente tradicional, hasta una dirección escénica que explora las inimaginables maneras de “dirigir”. Por ejemplo, Estudio de escena (2007), en co-dirección con Antonio Tarnawiecki y estrenado en el Festival del Instituto Cultural Peruano Norteamericano, nos presentó una puesta en escena sin inicio ni final aparente, en la que los espectadores eran partícipes y testigos activos de la de-construcción de una obra de teatro. En Historia de un hombre (2011), la anécdota era la simple excusa para presentar inquietantes imágenes de tres personajes en desgracia. Y en La traición (2013), en co-dirección con Ricardo Delgado, una sencilla historia de despecho entre el galán y la diva de una telenovela mantuvo en vilo al público con variadas acciones escénicas absolutamente creíbles.

Para La Tercera Persona, Dillon urde nuevamente una línea de dirección atípica para desarrollar su “historia”. Y es que aparentemente el drama de los personajes no es lo verdaderamente interesante del montaje, sino la forma tan surrealista de plantearlo en escena. Con un escenario y elementos completamente blancos y asépticos, a cargo de Ricardo Delgado, entramos en el inconsciente de un dramaturgo, como lo es el mismo director, que ha sufrido un accidente, está inconsciente y se encuentra en pleno proceso, “en vivo”, de la creación de una nueva obra de teatro, que recrea justamente, su propia vida. Las hojas de papel van cayendo al suelo conforme la historia avanza. Comparten el espacio otros tres personajes relacionados con el joven escritor: su tía, su prima y su profesor de literatura, quienes aparecen y desaparecen a través de las separaciones de las blancas paredes.

Los varios niveles que le ofrecen la escenografía y las luces le ofrecen al director la oportunidad de generar interesantes imágenes (como la de la foto), que bien pudieron ser en mayor cantidad. Los muebles transparentes, como de cristal, simbolizan la fragilidad del escritor luego del accidente. En el montaje, participan como actores, viejos conocidos del director: los jóvenes Fito Valles (protagonista de Historia de un hombre) y Gisella Estrada (de Solo dime la verdad, 2008) son acompañados por los experimentados María Laura Vélez (de Extraños, 1997) y Marco Miguel Ravines (de Estudio de Escena); todos ellos completamente comprometidos con su labor. La Tercera Persona, que vendría a ser cada uno de los espectadores que entra en este onírico universo del escritor, es el nuevo drama surrealista de Dillon, que seguramente no será un montaje destinado para toda clase de público, por encontrarse en las antípodas de, por ejemplo, Tus amigos nunca te harían daño, anterior montaje presentado en la Sala ENSAD. Sin embargo, su propuesta artística es lo suficientemente coherente e interesante, como para que valga la pena su visionado.

Sergio Velarde
24 de junio de 2014

2 comentarios:

Estefanía Rodríguez Palacios dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Estefanía Rodríguez Palacios dijo...

Ayer fui a ver la obra. Encantada de ver actuar juntos nuevamente a mis amigos Fito Valles y Gisela Estrada que también son "promo" y que he visto anteriormente en exámenes finales y diversas obras.

Conmovida con partes finales de la obra, también con la historia de los personajes de María y Marco. La escenografía estupenda, todo muy bien.

Y otra vez el querido maestro y dramaturgo Daniel Dillon nos deja con un final en suspenso, que cada uno debe "imaginar", nos deja pensando: ¿qué pudo suceder después con los personajes?, así como con en su obra "Extraños" donde actúe para una muestra de taller y "Sólo dime la verdad" que he visto en 2 diferentes puesta en escena y que tuve también la oportunidad de participar para un examen final de la ENSAD gracias a Guadalupe Vivanco... "La Tercera Persona" es una obra para hacernos reflexionar y pensar mucho. Muy interesante y onírica.

Muchas Felicidades Daniel Dillon, Fito, Gisela, María Laura, Marco Miguel y a todos los que forman parte de la obra, en producción, en luces, sonidos, todos han hecho un gran trabajo.

Éxitos miles!!! :D