viernes, 27 de enero de 2012

Crítica: NATURALEZA MUERTA

Vida después de la muerte

Naturaleza muerta de Claudia Sacha, una reposición luego de la puesta en escena de Carlos Acosta en el ex teatro Espacio Libre de Barranco con Rochy Yépez y Manuel Calderón de hace 4 años, nos plantea una interesante teoría sobre la vida después de la muerte. Andrés ha perdido a su esposa Gabriela en un trágico accidente automovilístico, pero todas las noches la recuerda en sueños, la pinta sobre un lienzo e intenta hablarle sin éxito. Pero en esta ocasión, Gabriela es mucho más real y lo principal, ahora puede conversar con Andrés. Más allá del suspenso que pueda generar la trama (cuyo misterio se adivina fácilmente), es la reflexión que propone la autora sobre cuánto podemos recordar a los seres queridos y nuestro temor al injusto olvido, lo más sobresaliente de este montaje dirigido ahora por Marco Melgar en el acogedor auditorio del Centro Cultural El Olivar de San Isidro.

Durante el desarrollo de la obra, no sabemos si estamos dentro de un sueño de Andrés (quien ahora sólo pinta naturalezas muertas), o si realmente estamos presenciando la historia de amor de la pareja en un universo paralelo. El esperado final (en el que se descubre el supuesto destino de Andrés) es ejecutado escénicamente con mucho nervio y energía; pero ese aspecto no es el crucial para entender el mensaje de la autora, quien nos ofrece un intrigante relato sobre el apego y el recuerdo de aquellos que no se encuentran ya con nosotros. La onírica puesta en escena satura con los colores blancos en las paredes y cajas, pero es funcional en sus elementos. Se evidencia una interesante propuesta en el diseño de luces, que puede ser enriquecida aún más.

Los actores Mario Ballón y Tati Alcántara consiguen interesarnos en el drama y son fluidos en sus interpretaciones, a pesar de estar inmersos en una situación irreal. La dirección de Melgar, proveniente de las canteras audiovisuales, es sobria y esmerada en conseguir ritmo y energía de su elenco. Naturaleza muerta nos trae de vuelta un interesante texto de Claudia Sacha y su puesta en escena es un efectivo drama, que nos propone la existencia de estos mundos paralelos, en los que el olvido y el recuerdo se convierten en factores indispensables en la vida después de la muerte.

Sergio Velarde
27 de enero de 2012

miércoles, 25 de enero de 2012

Crítica: NADAR COMO PERRO

¿Cómo mantenerse a flote?

Resulta curioso, para usar la palabra menos efectista, que un director tan experimentado y con algunos excelentes montajes a cuestas (como La manzana prohibida, Lecciones de fe o De repente un beso, por citar los más recientes) sea el responsable de un espectáculo tan insípido y fallido como el de la presente reseña. Nadar como perro, pieza escrita por el joven dramaturgo suizo Reto Finger y estrenada en el Teatro Mocha Graña, no cumple los requisitos necesarios para convertirse en un producto medianamente entretenido, ya que presenta demasiados yerros y carencias en las motivaciones de los personajes y en su misma línea argumental. Como su título ya lo anticipa, el montaje se sostiene a flote a duras penas gracias a los ocasionales chispazos del elenco, como impulsándose con manos, brazos y pies imitando de manera instintiva los movimientos de un perro, que es además la manera menos estilizada y efectiva de llegar a la otra orilla.

El principal defecto del montaje sea acaso, la elección de la obra misma: Nadar como perro intenta (sin éxito) ser uno más de aquellos textos que buscan retratar con estética carnal y poesía novedosa, las tribulaciones en las relaciones de pareja, la imposibilidad de amar al otro y la profunda inseguridad de nuestros sentimientos. Todos estos aspectos ya fueron tratados con mayor vuelo y excelencia en los ya citados montajes del director. La historia de Nadar como perro abarca dos años de relación entre una pareja disfuncional: Charlotte termina con Roberto, pero él se refugia en el sótano, mientras ella continúa conociendo hombres. Una trama que avanza a pasos agigantados, pero con cuadros muy cortos, constantes cambios de escena, y lo peor, un pobre desarrollo de los personajes que no llegan a interesarnos por sus conflictos.

Otro problema importante radica en la elección de sus protagonistas. Carlos Acosta es un buen actor, pero acaso el dirigir y actuar a la vez no haya sido la opción más conveniente, a juzgar por los resultados. La periodista y productora Maribel Toledo-Ocampo afirma en el programa de mano (por cierto, pésimamente redactado y digitado) ser actriz, pero no figura en el papel un solo taller o curso de actuación que haya seguido; su interpretación es forzada y carente de veracidad. Sorprende encontrar en el elenco a un buen grupo de actores: Mijail Garvich Claux, Norka Ramírez y Luis Alberto Urrutia (en ese orden), pero que poco pueden hacer con un material tan pobre. Nadar como perro no pasa de ser un nuevo y fallido intento por retratar la vida en pareja de toda una generación. Y así como su autor, que según el programa realiza trabajos por encargo, sólo nos queda creer que este nuevo montaje de Carlos Acosta, sea un producto realizado por encargo, sin la fuerza y el nervio de sus personalísimos montajes anteriores.

Sergio Velarde
25 de enero de 2012

martes, 24 de enero de 2012

Entrevista: JORGE VILLANUEVA

"Lo aprendido como actor lo aplico en pedagogía y dirección"  

“Regresamos el 2 de febrero con El Dragón de Oro del alemán Roland Schimmelpfennig, esta vez en el ICPNA de Miraflores”, nos informa Jorge Villanueva, director del mejor montaje del 2011 por El Oficio Crítico. “Y volvemos por la gran cantidad de público que nos visitó en la primera temporada. Nos acompañan en esta nueva etapa, Haydeé Cáceres y Carlos Casella.” Experimentado actor y director, Jorge viene dirigiendo sus montajes con el apoyo del Goethe Institut-Lima y su grupo Ópalo, como La Noche Árabe del mismo autor, consiguiendo muy buenas críticas; así como con Las neurosis sexuales de nuestros padres y La prueba, ambos del autor suizo Lukas Bärfuss. “Tuve oportunidad de leer textos de autores muy reconocidos de Europa. Schimmelpfennig es brillante y muy prolífico. La calidad del texto de El Dragón de Oro hizo que decidiéramos finalmente estrenarla.” La respuesta del autor no se hizo esperar, quien les hizo saber al grupo que lo que veía en las fotos y el video que se le envió, le encantaba.

El grupo Ópalo lleva 13 años en constante actividad. En la actualidad, sus integrantes son Marcello Rivera, Anabelí Pajuelo, Carmen Aída Febres y Jorge Villanueva, quien se encargó de dirigir prácticamente todos los montajes del grupo. “Iniciamos con un montaje pequeñísimo, Fosca, con el cual participamos en un festival internacional”, recuerda Jorge. “Así empezamos y ya tenemos 18 montajes estrenados, para adultos y niños.” Los inicios de Jorge se remontan al TUC, cuando estaba aún ubicado en el Centro de Lima. “Tuve muy buenos profesores como Luis Felipe Ormeño, José Enrique Mavila y Alfonso Santisteban. Había, en ese tiempo, una tendencia muy fuerte hacia el trabajo físico.” Jorge se graduó del TUC con la obra Edmond de David Mamet, dirigido por José Enrique Mavila.

Algunos montajes para el recuerdo, en los que intervino Jorge Villanueva, fueron Séptimo cielo, de Caryl Churchill y dirigido por Alberto Isola; y Esperando a Godot, de Samuel Beckett y dirigido por Edgar Saba. Sin embargo, ¿cuál es su actividad preferida: actuar o dirigir? “No puedo ser desagradecido con la actuación”, afirma. “Todo ese aprendizaje lo pongo en práctica en la pedagogía y en la dirección. Me veo ahora como un director, pero si las condiciones son propicias, puedo volver a actuar.” Y justamente, Jorge se prepara para volver a las tablas en el mes de julio, de la mano de Jorge Chiarella. Mientras tanto, se dedica a los ensayos de la nueva temporada de El Dragón de Oro, que estará de jueves a domingo a las 8:00 p.m. en el ICPNA de Miraflores. El estreno será el 2 de febrero y la temporada se extenderá hasta el 11 de marzo.

Sergio Velarde
24 de enero de 2011

lunes, 23 de enero de 2012

Entrevista: KATIUSKA VALENCIA

"Los actores tienen que disfrutar el proceso de creación"

Desde temprana edad y como tantos otros jóvenes con vocación por el arte, Katiuska Valencia no sabía que existía la carrera profesional de actuación. “Estuve estudiando Comunicaciones en la Universidad Garcilaso de la Vega”, recuerda. “Vi una obra maravillosa, Santiago El Pajarero, y decidí ser actriz profesional.” Ganadora del premio del público como la Mejor Actriz del 2011 por su participación en Electra, Katiuska ingresó al taller de Carlos Acosta y César Bravo, para luego entrar al Teatro de la Universidad Católica (TUC) en 1997. “De toda mi promoción, acaso la que ha estado con mayor actividad teatral he sido yo.” Y es que la disciplina y el rigor, inculcados por los profesores de ese entonces, Willy Pinto, María Luisa de Zela y Walter Zambrano, le sirvieron a Katiuska para mantenerse constante en su proceso como actriz y directora.

Conocer a Alberto Isola fue una gran satisfacción para Katiuska, quien llevó un taller con el reconocido actor y director. “Alberto ama la carrera, notas la pasión en él cuando habla sobre teatro”, menciona. “Como es un hombre de mundo, ha visto mucho teatro y siempre está actualizado. Conoce muy bien el teatro contemporáneo.” Entre los numerosos montajes teatrales en los que ha participado como actriz, el que más recuerda fue La cisura de Silvio de Víctor Falcón. “Tuvimos dos temporadas mágicas en el CAFAE y en el Teatro El Olivar. Dirigió Oscar Carrillo y actué con Sandra Bernasconi, Sonia Seminario y Franklin Dávalos. Fue uno de los montajes que recuerdo con más cariño.”

Actuar y dirigir en teatro

“Creo que un buen director de teatro debe saber escuchar a sus actores”, afirma Katiuska. “Debe llegar con las ideas claras y darle libertad a los actores para proponer.” Y sobre los actores, ella prefiere trabajar con los de su misma escuela o que conozca bien. “Los actores tienen que estar dispuestos a escuchar y tienen que disfrutar el proceso de creación.” Su método para la construcción del personaje es el mismo que aprendió en el TUC. “Aunque reconozco que soy muy intuitiva, durante los ensayos constantemente estoy buscando imágenes, observando.”

Katiuska tiene la agenda muy recargada para este 2012. Este sábado 28 de enero inaugura Espacio de Tránsito, un nuevo centro cultural que promueve la integración artística (música, teatro, danza, pintura, video y otras expresiones), ubicado en calle Unión 144 A en Barranco. Tránsito es una asociación cultural formada por Paloma Carpio, Jimena Ballén, Corali Ormeño, Natalia Consiglieri, Tania Pezo, Gabriel De la Cruz y yo; estaremos ofreciendo talleres y presentaciones artísticas durante todo el año.” En febrero, estará en el Festival Saliendo de la caja, participando en una obra de curioso título: La extrañísima muerte del chihuahua de la peluquera Gladys Cornejo. Y en abril intervendrá en Ifigenia y otras hijas, con la última promoción del TUC, bajo la dirección de Alberto Isola. “Pero este año estaré prácticamente dedicada a Tránsito, pues queremos incidir en lo social, el arte y la ciudadanía”, concluye.

Sergio Velarde
23 de enero de 2012

domingo, 22 de enero de 2012

Entrevista: JOSÉ MIGUEL ARBULÚ

"El actor debe crear un buen ambiente de trabajo"  

Ganador del premio al Mejor Actor del 2011 por votación en el blog El Oficio Crítico, José Miguel Arbulú nos cuenta que si bien en el colegio (Santa María) actuó en algunas obras, él prefirió dedicarse a su guitarra. “No me parecía viable ser actor”, recuerda. “Recién a los 21 años, en la Facultad de Filosofía de La Católica, me enteré que esto sí era posible.” Luego ingresó al taller de Roberto Ángeles en el verano del 2001, en donde intervino en numerosas puestas en escena como La vida es sueño, Daniela Frank y El cruce sobre el Niágara de Alonso Alegría, ¿Quieres estar conmigo?, Los charcos sucios de la ciudad, entre otros. “Mi promoción estuvo integrada por muchos actores que siguen en el medio: Wendy Vásquez, Rómulo Assereto, Oscar Beltrán, Eduardo Camino, Miguel Torres-Bohl, Ximena Díaz y muchos más”, enumera.

“Mi primera obra profesional fue Antígona, dirigida por Ángeles. Antes hice un musical pero de manera aficionada: Jesucristo Superstar”, afirma José Miguel. “Grabamos las voces en un disco y la estrenamos en el colegio Villa María.” También participó en el festival Saliendo de la caja, en varias puestas en escena, entre ellas la obra Lisístrata, con Raúl Zuazo, Paloma Yerovi y Natalia Cárdenas. También incursionó en cine con Un cuerpo desnudo de Francisco Lombardi, por el cual consiguió buenas críticas. ¿Cómo así llegó a Pedro y el capitán, obra por la cual consiguió el premio a Mejor Actor? “Participé en Las tres hermanas, que dirigió Francisco Lombardi”, explica. “Jimena Del Sante (directora de Pedro y el capitán) fue a ver la obra y vio mi personaje, que le pareció similar al que quería para su obra; así que me contactó.” Y es que la obra escrita por Mario Benedetti, un interrogatorio de casi dos horas de duración entre los personajes del título, requería de enérgicos actores que lograran sostener la trama. “La presentamos en el sótano del Parra del Riego, un lugar en el que los espectadores están prácticamente en tu cara, no puedes dudar ni hacer un gesto extraño, todo se nota.”

José Miguel intervino como productor (y actor) en el montaje de Los charcos sucios de la ciudad de Mariana De Althaus, que se estrenó en Casa Drama hace algunos años. Y la idea de dirigir, también le agrada. “Creo que un buen director de teatro debe entender el proceso que atraviesa el actor”, puntualiza. “Debe tener las ideas claras de lo que quiere y por supuesto, debe darme confianza.” Po otro lado, para José Miguel, un buen actor de teatro debe “ser fácil de dirigir, estar siempre presente y sobre todo, ser capaz de crear un buen ambiente de trabajo.” Entre sus proyectos más inmediatos figuran la reposición de Pedro y el capitán para el mes de marzo, siempre en el Parra del Riego; y un viaje a España, ya que cuenta con la nacionalidad española. “Creo que es importante hacer las cosas con pasión”, menciona. “Si estás seguro de lo que haces, no hay cómo equivocarse. La idea no es despertarte un día a los 60 años y preguntarte qué hubiera sido si hubiera hecho esto”, concluye.

Sergio Velarde
22 de enero de 2012

viernes, 20 de enero de 2012

Entrevista: MIGUEL CANO

"Un director debe ser compañero"  

Miguel Cano, ganador por votación del premio al Mejor Actor de reparto del 2011 por Todas las sangres, pertenece a una experiencia de teatro en la escuela. “Estudié en el colegio El Pacífico”, menciona. “Formamos un elenco con mis compañeros y después nos convertimos en el elenco del Taller Zapatos Rotos, a cargo de Arturo Fernández.” Al terminar el colegio, decidió ingresar a la ENSAD, para especializarse en Pedagogía Teatral. “Pero sigo formando parte de Zapatos Rotos desde hace 10 años, siempre con la dirección de Arturo.”

Entre las obras en las que Miguel participó figuran Tirano preguntón de Ernesto Ráez, La Orgía de Enrique Buenaventura, Sueño o Pesadilla (la versión del grupo Teatro A Ultranza), Sancho Gobernador, El quijote cabalga, Sancho Gobierna, Todos contra el Dengue, entre otras. Miguel considera que un director de teatro ideal tiene que “ser parte del grupo, debe ser compañero, amigo, debe tener esa confianza para poder consultarle cualquier cosa.” En la ENSAD valora mucho el trabajo de Juan Arcos y de la profesora Rocío Antero, quien trabaja el movimiento corporal. “Es muy divertida, hace sus clases muy amenas.”

Actualmente, Miguel se encarga de administrar la Casa Cultural Zumbayllu, con el objetivo de difundir arte y cultura. “Funcionará todo el año y habrá cabida para todas las expresiones artísticas; la conformamos Enzo Gárate, Luis García, Carla Rosenthal, Rosario Coronado y yo.” Aparte de los talleres permanentes, todos los domingos habrán espectáculos artísticos; este domingo 22 se presentará la obra Kataplum, basada en la obra Pandangan, un unipersonal de la compañía Blanco y Negro dirigido por Carlos Criado. La Casa Cultural Zumbayllu está ubicada en Mz. I Lote 16 Coop. El Olivar (cruce de Mayolo con Universitaria) en Los Olivos; y para cualquier informe pueden llamar al 7338492 y 993078628 o escribir al correo: casacultural_zumbayllu@hotmail.com.

Sergio Velarde
20 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

Entrevista: LAURA ARAMBURÚ

"Hay que verlo todo, lo bueno y lo malo"   

Su destacada actuación en la premiada obra El Dragón de Oro de Roland Schimmelpfennig la hizo acreedora del premio a la Mejor Actriz de reparto del 2011 por El Oficio Crítico. Laura Aramburú estudió en el colegio San Silvestre, pero no participó en las obras principales. “Sí lo hacía en las actuaciones dentro del salón”, recuerda. “Me daba vergüenza y sentía que no podía competir con las chicas que hacían los papeles principales en el teatro”. A los 15 años se dio cuenta que quería actuar y buscó en la guía telefónica escuelas de teatro. “Llamé al TUC, pero en ese tiempo quedaba en el Centro de Lima y era complicado para mí. A través de mi mamá, y por consejo del hermano de Alberto Isola, ingresé al Club de Teatro de Lima.”

Como todo alumno que siente el llamado por el teatro, la emoción embargaba a Laura cada vez que tenía clases en el Club. “Salía feliz del colegio (estaba en 5° Secundaria en el año 2000) cuando me tocaba ir al Club, inclusive me gustaba llegar temprano, para simplemente estar ahí.” En el primer año le tocó como profesor Paco Caparó. “A través de sus ejercicios comprendí que en el teatro no se trata de “actuar”, se trata de “sentir”, “estar ahí”. Le gustaba mucho el riesgo. Trabajamos creaciones colectivas en las que probábamos cosas nuevas.” Además, aprendió que las historias que se cuentan en el teatro deben ser diferentes, poco comunes, para poder estar en un escenario. Laura intervino en dos interesantes puestas en escena: Los humanoides de Juan Rivera Saavedra y Ensayando a Palmieri, adaptación de Juan Palmieri de Antonio Larreta, al lado de otros futuros actores en actividad como Lisette Chávez, Daniel Manchego, Roberto Huamán, Miluska Morillo, Feffo Neira, etc. En tercer año, Laura tuvo como profesor al destacado Sergio Arrau. “Me hubiera encantado haberlo aprovechado más”, reflexiona. “Me pareció que era muy poco tiempo con él, debo confesar que le tenía un poco de miedo, era muy estricto, pero me impresionó y me gustó mucho ese año.”

Participación en teatro, cine y televisión

“Recibí una llamada de Marcello Rivera (del grupo Ópalo), que quería hacerme un casting para una producción que al final no salió”, recuerda Laura. “Pero poco después me vuelve a llamar, esta vez para El Dragón de Oro, que dirigiría Jorge Villanueva. Recuerdo que en la primera lectura no entendí nada, pero en las siguientes, me fascinó.” La obra fue ganadora como la mejor del 2011 por El Oficio Crítico y Laura compartió escena con actores tan destacados como el mismo Rivera, Claudio Calmet, Carlos Victoria y Grapa. “Jorge es un director con una sensibilidad especial y me gusta que dé indicaciones puntuales en los ensayos.” Para los que no tuvieron oportunidad de verla, El Dragón de Oro estará nuevamente en escena desde el 02 de febrero en el ICPNA de Miraflores, esta vez con la participación de Haydeé Cáceres y Carlos Casella.

Laura, por su parte, estará también en el Teatro El Olivar de San Isidro en octubre, en un montaje dirigido por Alejandro Córdova basado en textos de Sanchis Serra; y ya se alista el estreno de Como quien no quiere la cosa, cinta que grabó con el director Álvaro Velarde, el mismo de El destino no tiene favoritos. Además, su personaje en Al fondo hay sitio continuará este año. “Sé que la televisión es (a veces) ingrata”, menciona Laura. “Pero desde niña me encantaba ver teatro, me gustaban las sensaciones que me producían y pensaba que yo, alguna vez, podría llegar a producir sensaciones al público.” Para Laura, el ser un verdadero actor de teatro implica ver todo tipo de teatro. “Hay que verlo todo, lo bueno y lo malo, de todo se aprende”, reconoce.

Sergio Velarde
19 de enero de 2012

domingo, 15 de enero de 2012

Entrevista: OLENKA CASTRO

"Formarse es indispensable"

Ganadora de la encuesta propuesta por El Oficio Crítico como la Mejor Actriz de Reparto del 2011 por Historias para ser contadas, Olenka Castro recuerda que desde muy pequeña le gustaba el arte, el baile y la actuación. “Mi tía me llevaba al teatro y una vez tuve que reemplazar a una chiquita en una obra. Experimenté todo lo que significa estar en una obra de teatro. Me encantó.” En los diversos colegios en los que estuvo (debido a los constantes viajes de sus padres) siempre participaba en las actuaciones y en todo lo referente a las artes escénicas. “Saliendo del colegio, estudié en la UPC y entré al taller de Carlos Acosta (drama) y Carmen Aída Febres (danza). Fue una experiencia increíble, presentamos la obra En el borde de Mariana De Althaus, pero en teatro danza.”

Más tarde, Olenka llevó un taller con Sandro Calderón (actuación) y Gustavo Quezada (corporal), que le enseñó la importancia de tener disciplina, de tener un método y conocer más los conflictos por los que debe atravesar un actor. “Luego me recomendaron al Taller de Diez Talentos con Bruno Odar, para después ingresar al V Nivel con Alberto Isola”, recuerda. “En el taller de Bruno participé en la obra Mujer de rancho y lo odié por darme un personaje difícil de caracterizar: una chica provinciana, sometida pero fuerte a la vez. Sin embargo, lo trabajé mucho y los espectadores me felicitaron por mi caracterización, ya que no me reconocieron.” Fue durante ese taller, que Jorge Medina Moretti (asistente de dirección) le propuso integrar el elenco de Historias para ser contadas, obra que planeaba dirigir. “Me emocioné y le agradecí por la oportunidad.” Olenka compartió escena en dicha obra con Julio Navarro, Dante Del Águila y Sergio García-Blásquez, logrando un trabajo bastante parejo. “Me gusta nutrirme de gente profesional, todo el proceso fue increíble y crecí mucho como actriz.”

“Para construir los personajes que interpreto, llevo un diario en el que escribo todo lo que imagino sobre su vida”, menciona Olenka sobre su proceso de actuación. “Soy de las que habla sola, invento situaciones en las que está el personaje, pero siempre analizando el texto.” Sobre su director de teatro ideal, menciona que debería “ser respetuoso con el actor, estar dispuesto a escuchar las propuestas y sobre todo, a enseñar.” Olenka se encuentra ensayando una nueva puesta en escena llamada Maculada, escrita y dirigida por Luisa Fernanda Lindo, proyecto de teatro danza, a estrenarse el 25 de enero en Teatro Racional. “Creo que el actor siempre debe arriesgarse, y especialmente, formarse, ya que es indispensable”, concluye.

Sergio Velarde
15 de enero de 2012

Entrevista: DAVID CARRILLO

Cuestión de feeling

“Recuerdo que de niño mis padres siempre me llevaban a ver teatro, tanto infantil como para adultos”, recuerda David Carrillo, mejor director del 2011 por El Oficio Crítico. “Veía obras de Cattone y Lola Vilar. En 1982 vi El diluvio que viene, dirigida por Cattone: fue un espectáculo deslumbrante, con imágenes muy poderosas, así que les pedí a mis padres que me siguieran llevando al teatro. Lamentablemente, y a pesar de mis rabietas, no me dejaron ver su siguiente obra: Doña Flor y sus dos maridos.” Sin embargo, para David asistir al teatro era como un ritual especial, que ocurría cada cierto tiempo, gracias al gusto por el arte que le inculcaron sus padres.

Uno de los personajes que más influenció la carrera artística de David fue Alberto Isola, a quien conoció de manera casual en el matrimonio de una prima cuando tenía sólo 14 años. “Yo había visto su foto en la carátula del Somos de esa época, ya que había dirigido la obra La conquista del Polo Sur en el teatro Larco”, nos cuenta David. “Luego mi madre (igual de tímida que yo) sorpresivamente me lo presentó. Alberto, siempre tan generoso, me invitó a ver la obra, y realmente me cambió la vida, fue un espectáculo muy evocativo, mágico, realizado con pocos elementos.” Posteriormente, David ingresaría al curso de Actuación para Adolescentes en el Club de Teatro de Lima, en donde le tocó como profesor nuestro recordado dramaturgo Gregor Díaz. “Le agradezco mucho a Gregor, ya que me ayudó solapadamente con mi problema con la letra R.”

Sus inicios

“Cattone creó en mi la vocación; e Isola, el alma, esa relación mística con el teatro”, afirma David. “Le seguí el rastro a todos los actores que estrenaban obras en espacios alternativos, en la Alianza, el Británico.” David consumió mucho teatro, hasta entrar al curso de actuación para adultos en el Club de Teatro. Tuvo como profesores a Iván Romero y Sergio Arrau. “Cuando terminé el colegio logré entrar al Taller de Formación Actoral de Umbral, que dictaba Alberto. Fue una linda promoción y el 70% de ellos sigue en el medio: Giovanni Ciccia, Salvador del Solar, Tatiana Astengo, Jorge Villanueva, Cécica Bernasconi, Liliana Trujillo, entre otros.” Esta experiencia duró 9 meses, y ya a punto de cumplir 18 años, David entendió lo que significa el teatro profesional, con mística y ética y compromiso. “Todo lo aprendí de Alberto, sé que ahora está muy repartido en muchos lados, pero en aquel entonces él siempre estaba en el Teatro Larco, prácticamente vivía allí, aprendí mucho de él.”

En 1996 David ingresó a la Universidad Católica a estudiar Literatura. “Me pagué la carrera, ya que hacía teatro itinerante con Editorial Santillana y logré ahorrar”; sin embargo, en ese tiempo se abre la Facultad de Artes Escénicas y David decide ingresar a ella. “Como mi formación era netamente de talleres, me provocó tener un cartón. Volví a estudiar con Isola, pero en la universidad no había filtro y siento que aprendí más en los 9 meses en Umbral, que en el año y medio en Facultad.” Para David sí hubo, en su paso por la universidad, un poco de decepción y luego, por motivos económicos, tuvo que abandonar sus estudios. “He sido actor, asistente de dirección, vendedor de programas, jefe de escena, operador de luces”, menciona David. “Me he probado en muchas áreas.”

Requisitos como actor y director

“Creo que un buen actor de teatro debe tener ciertas características, ajenas al talento, que creo es algo que no se puede medir”, afirma David. “Primero, debe disfrutar el estar en escena. Segundo, debe disfrutar la repetición que exige la temporada de teatro, ya que cada función se “recrea” nuevamente. Y tercero, debe tener un entrenamiento, ya que se le exige su máxima presencia física y vocal, ya que la energía teatral no es cotidiana.” Para el director de Demasiado poco tiempo, el actor debe tener la capacidad de revelarse, de usar sus vivencias como instrumento. “No me gusta la vocación de títere, quiero que los actores propongan, que expresen lo que quieren decir al aceptar participar en el proyecto.” David cree que el camino del actor es muy largo, se debe tener mucha paciencia y mejorar todo el tiempo.

¿Cómo debe ser un buen director teatral? David afirma que “debe tener una visión estética del espectáculo, debe haber coherencia en todo.” Un director tiene en sus manos el poder narrativo de la obra, que no siempre es igual al ritmo del espectador. “Como director, siento que ayudo a los actores a que la obra esté “paja”, yo dirijo voluntades, y me interesa saber las motivaciones que tienen los actores para contar una historia”. Para David, el director debe darle “mantenimiento” a la obra, a partir de las reacciones del público. Afirma que se ríe de las equivocaciones, que no se desespera por los furcios y que no es neurótico. “El teatro no se puede congelar, no es cine; por lo tanto es perfectible, la perfección se busca función tras función.”

Cambios de teatro

Plan 9 es una asociación cultural sin fines de lucro, dirigida por Giovanni Ciccia y David Carrillo y dedicada a la producción de obras teatrales y promoción de eventos culturales. “Iniciamos con Giovanni en el 2002, con la idea de hacer las obras que queríamos, buscar un teatro amable con el público”, recuerda David. “Los productores sólo se preocupan de la obra, pero no de la experiencia con el espectador. Nosotros queríamos hacernos cargo del trato, del precio, de la limpieza de los baños, de la comodidad de las butacas, del acomodador que te ayude a encontrar tu asiento y por supuesto, de ofrecer un espectáculo de calidad.” Al inicio, la asociación estrenó sus espectáculos en el Teatro Julieta. “Hicimos Las vacaciones de Betty, Calzones y Bebé a bordo, enumera David. “Sin embargo, cada vez disminuíamos de espectadores. Y encontramos la explicación: nosotros no manejábamos el teatro y por eso, habían carencias en el servicio; definitivamente, eso influyó.” Plan 9 decidió abandonar el Teatro Julieta y volverse itinerante, aunque sus espectáculos posteriores fueron estrenados en su mayoría, en el Teatro Británico.


En el 2007, por accidente, se estrenaron tres proyectos de Plan 9 en el Teatro Británico, durante cinco meses seguidos: Recontrahamlet, a cargo de Ricardo Morán; La nona, de Giovanni Ciccia; y El misterio de Irma Vamp, de David. Eso motivó que después el Británico decidiera no darles su espacio por una temporada. “No teníamos donde seguir con nuestros proyectos. Fue entonces que se nos presentó, gracias al auspicio del Banco BBVA, la oportunidad de entrar a la Biblioteca Nacional del Perú y utilizar el Teatro Mario Vargas Llosa”, recuerda David. “Fue un acuerdo entre una sociedad civil (Plan 9), el Estado (Biblioteca Nacional) y la empresa privada (Banco BBVA). Teníamos mucho miedo, ya que el teatro es enorme, con 500 butacas. Estrenamos ahí La nona, Arsénico y encaje antiguo, El niño que cayó dentro de un libro y El mentiroso. Nos fue bien y la biblioteca quiso renovar el contrato, primero les dimos el 15% y luego, el 20% de la taquilla bruta.”

Pero entonces, ¿qué motivó la abrupta salida de la exitosa Asociación Cultural Plan 9, dirigida por Ciccia y Carrillo, del Teatro Mario Vargas Llosa del Biblioteca Nacional del Perú? “Pues es un tema de feeling”, contesta David. “Al año y medio de estar en su cargo, el director de la Biblioteca Nacional, Hugo Neira, decide renunciar. Y el Estado no nombra a nadie, pero entra una directora de cargo (Nancy Herrera), con la que habíamos tenido ya un problema anteriormente.” Como existía un convenio de por medio, todo continuó igual, excepto por un importantísimo detalle. Como manifiesta David, “no nos podía botar, así que el teatro comenzó a descuidarse, nadie cambiaba los focos, los baños no tenían papel higiénico y el espacio empezó a desmejorarse. Yo mismo tuve que cambiar focos y comprar papel higiénico; para eso, tuvimos que vender el programa de mano a 5 soles.”

Y los problemas en la Biblioteca no terminaron ahí. “Comenzaron los robos de libros y le echaban la culpa a la gente que venía de noche al teatro”, recuerda David. “La situación comenzó a volverse inmanejable, agravado por el problema del tráfico debido a la zona.” Luego, entró otra persona al cargo, Ramón Mujica, que recibió un informe sobre la Asociación Cultural Plan 9, pero realizado por Herrera. “Me sentí incomprendido con Mujica. La negociación, aparte de tratar asuntos como los focos y el papel higiénico, terminó en que el porcentaje para la Biblioteca sería ahora del 30%.” David, entonces, pidió que para economizar la escenografía no debiera desmontarse para otros eventos, estos debían acomodarse a las obras. “Pero, a pesar del acuerdo, comenzaron a alquilar el espacio para eventos, como uno de Otto Kunz, cuando teníamos ensayo de nuestra siguiente obra. De nada sirvió reunirnos con el Ministro de Cultura de ese entonces, Juan Ossio Acuña, pues ese día nos dimos cuenta que no nos querían en la Biblioteca. Sin embargo, no les generábamos pérdidas; por el contrario, llevamos más gente a la Biblioteca y presentamos obras de calidad que tuvieron repercusión en la prensa.” Fue así que Plan 9, luego de estrenar La tercera edad de la juventud, tuvo que mudarse nuevamente. La nueva pregunta sería: actualmente, con el auditorio reservado sólo para eventos y sin las temporadas exitosas de Plan 9, ¿le resultó realmente rentable a la Biblioteca la decisión que tomó?

Ser independientes

David Carrillo llegó al Teatro Larco, para reencontrarse con sus orígenes. “Volver al Teatro Larco es como regresar a mis raíces, siento mucho feeling a este teatro e invertimos en él”, comenta. “Debo confesar que este año terminamos en rojo (por los problemas en la Biblioteca) y estuvimos considerando la idea de cerrar Plan 9.” A pesar de los problemas, el esfuerzo de Plan 9 dio sus frutos, regalándonos una excelente puesta en escena, como lo fue Demasiado poco tiempo. “Me considero un fan de lo alternativo, de lo independiente, me gusta mucho el riesgo.” Y es que la definición que maneja David sobre ser independiente, es muy acertada. “Soy independiente, porque logré poco a poco, dejar de depender de cosas que no me gustan. Cuando dejé el IPP por mis propios talleres, fui más feliz. Ahora hago teatro todo el día, no dependo de nadie y mantengo a mi esposa e hija.” Por otro lado, David considera que el tener auspicios no determina la dependencia. “La dependencia es hacer lo que crees que el público quiere ver. Consiste en, por ejemplo, traer un éxito de Buenos Aires a Lima. Así no veo al teatro.”

A pesar de los comentarios y formas de pensar de nuestras autoridades, la Asociación Plan 9 no dejará de presentar espectáculos de calidad. “Imagínate escuchar cosas como que La chunga no debería estrenarse en la Biblioteca por su contenido erótico, a pesar de ser una obra de Vargas Llosa, que le da el nombre al teatro; o compararnos con el Teatro de la Nación, que abrirá con un concierto de Sting y la Sinfónica”, recuerda David. “Agradezco este premio como mejor director independiente. Para mí, ser independientes es tener la capacidad de no parar, de no tener a alguien que te diga qué hacer. Felizmente, nunca nos hemos dejado pisotear por el desconocimiento”, concluye.

Sergio Velarde
15 de enero de 2012

Entrevista: MIGUEL ÁNGEL MALPARTIDA

"Sin compromiso, no eres actor de teatro"

“Ingresé al taller de teatro en mi colegio (el Leoncio Prado de Huánuco), para no estar en el de matemáticas”, así nos cuenta Miguel Ángel Malpartida, mejor actor de reparto 2011 para El Oficio Crítico por su destacada actuación en El Triciclo, sobre su ingreso al mundo de la actuación. “Me enseñó el profesor Sotil, quien era del área de Letras, pero que supo motivar mi interés hacia las artes escénicas.” Más tarde, Miguel Ángel llega a Lima a terminar la Secundaria, en el colegio Pedro Gálvez de Pueblo Libre. “Estuve un año en la academia, porque supuestamente debía entrar a la universidad, pero gracias a Dios no ingresé”, recuerda. Fue así que en el 2002 postula e ingresa a la ENSAD, en aquel entonces, ubicada en la Quinta Presa en el Rímac.

Uno de los profesores que marcaron a Miguel Ángel en la ENSAD fue, como no, Sergio Arrau. “Y lo fue, porque me jaló un ciclo”, recuerda. “Pero gracias a eso, le puse más empeño al curso y a mi carrera en general”. Miguel Ángel menciona que Sergio fue más que un simple profesor. “Tomábamos el mismo bus y el solo escucharlo, realmente era como recibir una clase, aprendí mucho de él.” Otro profesor importante dentro de su formación fue Carlos Acosta. “Y a pesar de su constante negativa a ponerme una buena nota, ya que parecía que no le satisfacía mi trabajo. Igual, su método al inicio me sirvió de mucho”, confiesa.

El grupo La Manzana (…) Teatro

Junto a los actores Alexander Carbajal y Leo Zevallos, Miguel Ángel forma el grupo La Manzana (…) Teatro, participando en montajes como Los 3 Caballetes, una adaptación de la obra Los 4 Caballetes de Eugenio Griffero; Los Asesinos, una adaptación de La Noche de Los Asesinos de José Triana (con la cual participan en la Muestra Regional Costa Centro 2010); y en la mencionada El Triciclo de Fernando Arrabal. “Tuvimos al inicio un director, llamado Wilmer Perea, que fue base importante para el grupo, pero después decidimos continuar con una dirección colectiva”, menciona Miguel Ángel, quien considera el no tener un director formal más como una desventaja. “Sin embargo, debo reconocer que al final funciona, a pesar de ser como estar en una relación disfuncional”, aclara. “Nos turnamos para observarnos, luego debatimos y llegamos a un acuerdo, hasta tener al final la misma idea.”

Sobre la lograda caracterización de su personaje en El Triciclo, Miguel Ángel menciona que aplica el método de Stanislavsky. “Parto de las emociones, grafico lo que voy a hacer y todo lo “carburo” antes”. Menciona que para el montaje de Fando y Lis de Arrabal, se negó a ver la película basada en dicha obra, pues no quería formarse una idea predeterminada de su personaje. Justamente, para este año Miguel Ángel planea retomar este proyecto, pero ahora como director. “Creo que la obra aún está proceso”, afirma. “Faltan cosas por mostrar, por eso iniciaremos una nueva etapa.” Finalmente, recomienda a los jóvenes descubrir realmente su verdadera vocación y afirma, con toda razón, que sin un verdadero compromiso no se puede ser un actor de teatro.

Sergio Velarde
15 de enero de 2012

miércoles, 4 de enero de 2012

Entrevista: DANIEL ZARAUZ

"Debes sentir satisfacción antes, durante y después"   

Arequipeño de corazón, Daniel Zarauz, mejor actor del 2011 para El Oficio Crítico, estudió en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Y sin mayores aspiraciones, ingresó al Taller de Teatro, que dictaba Luis Álvarez Oquendo. “Fueron tres años de aprendizaje”, recuerda Daniel. “Hicimos varias obras como La pucha, que fue una sátira política; la clásica Antígona; La mueca de Pavlovsky; Un corazón suburbano; entre otras”. Su último trabajo, realizado aquí en Lima con la dirección de Ricardo Morante, fue la versión libre de Prometeo encadenado de Esquilo, que lo convirtió en el ganador de este año.

En 1995, Daniel conoce al grupo Aviñón que dirigía Carlos Vargas. “Me invitaron a ser parte del grupo y empecé a viajar por todo el Perú, participando en las Muestras Regionales y Nacionales de Teatro.” Uno de los montajes de ese tiempo, que recuerda con más cariño, es Vladimir de Alfonso Santisteban. “Trabajé con Aviñón hasta el 2003 y fue toda una experiencia”, menciona Daniel. “En la universidad, la formación fue tradicional; pero en Aviñón buscamos otras alternativas de generar los discursos.” Asimismo, Daniel ha complementado su formación actoral incursionando en teatro experimental y danza.

Experiencia en Lima

“Conocí a Beto Romero (director de Teatro de la Resistencia) en la Muestra de Teatro del 2000 y en el Festival de Teatro Infantil organizado por el ICPNA”, rememora Daniel. “Fue allí cuando Beto me habló de un proyecto llamado Las troyanas. Coincidió que las opciones en Arequipa se iban desvaneciendo, así que a la semana ya me había mudado a Lima para participar en el montaje”. Luego de Las troyanas vino otro montaje que demandó gran esfuerzo físico de los actores, llamado La rebelión de los villanos, que obtuvo las mejores críticas cuando se estrenó en la casa de Yuyachkani. “También entré a experimentar con telas y trapecios para trabajar otros discursos escénicos”, y como resultado Daniel participó en la FITECA 2009 con la obra Desaparecido; y en Espectro de un hombre solo, un espectáculo de danza aérea y teatro, basado en la novela Un lugar llamado Oreja de Perro de Iván Thays, dirigido por Úrsula Carranza.

Además de Carlos Vargas, Daniel reconoce al español Mel Rocher como uno de los pilares en su formación. “Lo conocí en el Taller que dictó en la Casa de España”, recuerda Daniel. “Participé con él en el montaje llamado Los caminos de Federico, basado en textos de Lorca. Aprendí mucho de él”. Menciona que entre los planes que tenía con Rocher, figuraba la adaptación de Hamlet de Shakespeare en código de acrobacia aérea. “Incluso hablamos con Vania Masías y empezamos a desarrollar el texto. Sin embargo, espero que algún día llegue a concretarse”, reconoce.

Daniel conoce por primera vez a Ricardo Morante (director del grupo Aqualuna) en 1996, en un Encuentro de Teatro organizado por Ruth Escudero. “Al principio lo ayudé con el diseño y operación de luces en el Teatro Auditorio Miraflores”, menciona Daniel. “Luego me llama para montar Soñando a Camille (2006), Vidas paralelas (2007), El Sargento Canuto (2009) y Prometeo encadenado (2010).” Daniel se sorprende por la nominación por su última actuación, ya que reconoce que no es bueno para memorizar la letra. “Felizmente, el elenco me ayudó, especialmente Michella Challe”, puntualiza.

“Para considerar la actuación como una carrera debes tener dos o tres áreas de trabajo: puedes enseñar, actuar en televisión, cine o teatro, etc.”, refiere Daniel. “Creo que lo importante es divertirte con lo que haces, debes sentir satisfacción antes, durante y después de lo que hagas.” Recuerda también la letra de Facundo Cabral: “Hagan las cosas por amor, porque aquel que trabaja en lo que no ama, aunque lo haga toda la vida, es un desocupado”. Podremos ver a Daniel Zarauz en acción, desde el 29 de marzo en la Alianza Francesa de Miraflores, con la segunda etapa del montaje de Teatro de la Resistencia, llamado Atahualpa, intentando otra mirada.

Sergio Velarde
04 de enero de 2012

Entrevista: JACQUI CHUQUILLANQUI

"Dedicarse al arte, sintiendo y pensando"   

Ganadora del premio a mejor actriz del 2011 por El Oficio Crítico, Jacqui Chuquillanqui demostró gran versatilidad en los diferentes roles que le tocó interpretar en los últimos años, tanto en drama, comedia o familiar. Así la vimos en Teresa, Paraíso, Octubre Negro, El Caballito Azul y La Pasión de Cristo. Su último trabajo, Navaja en la carne de Plinio Marcos, fue notable al darle vida a una frustrada prostituta martirizada por su prepotente pareja. “Tuve suerte de estar en un colegio que le daba énfasis al arte, como lo es el Santa María Eucrasia”, recuerda Jacqui. “A pesar que mi mamá no quería que fuera vedette (risas), no lo pensé dos veces y llegué a la ENSAD.”

“Estuve en un taller libre de la Universidad Villareal, donde me enseñó el psicólogo Hans Gutiérrez, quien también es director teatral”, nos cuenta Jacqui, quien añade que Gutiérrez fue el “culpable” que esté en el medio teatral. En ese tiempo asistía a ver espectáculos teatrales en el Museo de Arte de Lima. “Vi por primera vez a Ismael Contreras, quien después sería mi profesor y director. También conocí a Jean Cottos, quien me habló de la ENSAD.” Fue así que Jacqui decidió ser no actriz, sino profesora e ingresar a la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático. “Soy práctica y estoy segura de haber tomado una buena decisión”, reconoce.

Ya en la ENSAD, tuvo como principales profesores a Contreras, Rafael Hernández y Oswaldo Fernández. “Recuerdo que mis profesores ponían sus ojos en mí, como si tuviera algo más que ofrecer, a pesar que me prohibieron actuar y yo, muy obediente, acepté esa regla.” Jacqui actuó muy poco, salvo con el grupo ABEJA, que le sirvió para corregir muchas taras como actriz. “Aprendía a callar, a obedecer y a probar actuando”, recuerda. “Hice una obra llamada Historia de una muñeca abandonada. Le debo mucho a Juanita Medina, ex-esposa de Ismael, quien me ayudó muchísimo.”

Una nueva etapa

Tiempo después Jacqui se dedicó sólo a enseñar pedagogía teatral; entre los alumnos que más recuerda figuran Mayra Lee (Taller de Era Azul), Verónica Alvarado (Sendar Producciones) y Henry Sotomayor (actor y director teatral). Reconoce que no la llamaban para participar como actriz, porque no la conocían. “Hasta que en el 2008 le dije a Josse Fernández (director del grupo Perú Teatro) que me llamara si había algo para mí”, recuerda. Fue así que entró a la obra La Pasión de Cristo, su primer contacto real con el teatro, pero menciona que “todavía no podía decir que era actriz, decía: yo hago teatro.” Fue el inicio de una nueva etapa en su vida, al dejar la ENSAD y al enfrentar la muerte del padre de su hija.

“Me gustaba que me llamaran para hacer cosas diferentes, con mucho riesgo para una actriz de mi nivel, ya que consideraba que recién empezaba”, menciona Jacqui, quien afirma que si uno se organiza debidamente, puede hacer muchas cosas. “El teatro me ha permitido conocerme un poco más”, afirma. Sin embargo, reconoce que todavía no se anima a dirigir algún montaje. “He dirigido para mis talleres, pero de forma interna”; Jacqui reconoce que tiene buenas ideas y lo positivo de Navaja en la carne fue que tuvo libertad para proponer ideas para así enriquecer el producto final. Finalmente, Jacqui aconseja a los jóvenes que deseen incursionar en el arte, que hagan lo que les dicta el corazón. “Pero siempre con una conexión con el cerebro”, advierte. “Para dedicarse a la carrera del arte o cualquiera, debe hacerse sintiendo y pensando a la vez. Y es que para poder ser creador, se necesita tener tranquilidad, estabilidad y paz”, concluye.

Sergio Velarde
04 de enero de 2012