sábado, 17 de abril de 2010

Crítica: LA FARSA SALADA DE LA MERMELADA


Dulce comedia aún por cuajar  

¿Pueden acaso unos cuantos baldes de mermelada en el patio de una casa, aparecidos luego de una torrencial lluvia “dulce”, cambiar drásticamente la situación económica de sus “salados” habitantes? Pues en “La farsa salada de la mermelada” del escritor colombiano Juan Manuel Giraldo, esto puede ser muy posible, y mucho más. Lastimosamente, este hecho nunca llega a concretarse, porque la vanidad y la avaricia (de la mano con la ignorancia) de los esposos Tirapacá: don Sigilandro y doña Rosendosa, humildes habitantes de la comarca de Moyoconsal, hicieron que sus sueños se hagan trizas, tras la aparición de los señores Paparrucias, Vani D’Oso e Ilusencio (que pueden ser incluso, un solo señor) y a pesar de las advertencias de la mascota simio, de nombre Araguato.

El grupo Sumaxchay estrena en el Club de Teatro de Lima esta pieza, escrita inicialmente para títeres y actores, pero llevada a escena sólo con intérpretes de carne y hueso, con todo el riesgo que conlleva. La utilización de máscaras y el colorido vestuario ayudan a crear todo el ambiente farsesco que la obra promete, aunque los elementos escenográficos (como la máquina de colores y el ático repleto de chucherías) necesitan de una urgente revisión para no interferir con el juego escénico. Algunas acciones (como la participación del público) pueden remitirnos demasiado al teatro infantil, pero están tan bien realizadas que no perturban el desarrollo de la obra.

Kike SacoVértiz cumple sus deberes como actor y director “obligado” del montaje (tras la salida de Ángel Calvo), con algunos tropiezos propios del estreno, secundado por el veterano Igor Calvo, quien suple con natural carisma sus olvidos de letra en los diferentes personajes que interpreta (siendo el francés Vani D’Oso, el más débil). Pero las verdaderas sorpresas del montaje son los jóvenes Tatiana Rodríguez y Enri Jiménez, como la Sra. Rosendosa y el mono Araguato respectivamente, ambos muy veraces y divertidos. “La farsa salada de la mermelada” necesita de un prudente y necesario ajuste, un tiempo más de cocción, para poder disfrutar a plenitud de esta sabrosa y divertida comedia.

Sergio Velarde17 de abril de 2010

1 comentario:

Minos dijo...

Acabo de verla y me gustó. Es cierto que por momentos apela al teatro para niños (más interactivo), pero la solvencia de los actores compensa ese impase. En el centro cultural Sérvulo Gutiérrez de Jesús María, hasta el sábado 12, domingo 13 de febrero de 2012.